domingo, 21 de julio de 2013

XVI Doningo Ordinario C (21/07/2013)


La mejor parte, que en ti resuene el Evangelio

La Palabra

Gen 18,1-10ª  //  Sal 15  //  Col 1,24-28
Yendo de camino, entró Jesús en una aldea. Una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras; Marta se afanaba en múltiples servicios. Hasta que se paró y dijo: ---Maestro, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en esta tarea? Dile que me ayude. El Señor le replicó: ---Marta, Marta, te preocupas y te inquietas por muchas cosas, cuando una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y no se la quitarán.
Lc 10,38-42

domingo, 14 de julio de 2013

XV Domingo Ordinario C (14/07/2013)


Desde arriba o desde abajo, ahí está la diferencia

La Palabra

Lev 30,10-14  //  Sal 69  //  Col 1,15-20
En esto un doctor de la ley se levantó y, para ponerlo a prueba, le preguntó: ---Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús le contestó: ---¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? Respondió: ---Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo. Entonces le dijo: ---Has respondido correctamente: obra así y vivirás. Él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: ---¿Y quién es mi prójimo? Jesús le contestó: ---Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Tropezó con unos asaltantes que lo desnudaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. Coincidió que bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. Lo mismo un levita, llegó al lugar, lo vio y pasó de largo. Un samaritano que iba de camino llegó adonde estaba, lo vio y se compadeció. Le echó aceite y vino en las heridas y se las vendó. Después, montándolo en su cabalgadura, lo condujo a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al posadero y le encargó: Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta. ¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los asaltantes? Contestó: ---El que lo trató con misericordia. Y Jesús le dijo: ---Ve y haz tú lo mismo.
Lc 10,25-37

A cada día su afán

domingo, 7 de julio de 2013

XIV Domingo Ordinario C (07/07/2013)


Está cerca de vosotros el reino de Dios

La Palabra

Is 66, 10-14c  //  Sal 65  //  Gal 6, 14-18

Después de esto designó el Señor a otros setenta [y dos] y los envió por delante, de dos [en dos], a todas las ciudades y lugares adonde pensaba ir. Les decía: ---La mies es abundante pero los braceros son pocos. Rogad al amo de la mies que envíe braceros a su mies. Marchad, que yo os envío como ovejas entre lobos. No llevéis bolsa ni alforja ni sandalias. Por el camino no saludéis a nadie. Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa. Si hay allí gente de paz, descansará sobre ella vuestra paz. De lo contrario, tornará a vosotros. Quedaos en esa casa, comiendo y bebiendo lo que haya; pues el trabajador tiene derecho a su sustento. No paséis de casa en casa. Si entráis en una ciudad y os reciben, comed de lo que os sirvan. Sanad a los enfermos que haya y decidles: Ha llegado a vosotros el reinado de Dios. Si entráis en una ciudad y no os reciben, salid a las calles y decid: Aun el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies lo sacudimos y os lo devolvemos. Con todo, sabed que ha llegado el reinado de Dios. Os digo que aquel día la suerte de Sodoma será más llevadera que la de aquella ciudad. Volvieron los setenta [y dos] muy contentos y dijeron: ---Señor, en tu nombre hasta los demonios se nos sometían. Les contestó: ---Estaba viendo a Satanás caer como un rayo del cielo. Mirad, os he dado poder para pisotear serpientes y escorpiones y sobre toda la fuerza del enemigo, y nada os hará daño. Con todo, no os alegréis de que los espíritus se os sometan, sino de que vuestros nombres están registrados en el cielo.
Lc 10, 1-12. 17-20

A cada día su afán

Migraciones y fe religiosa ( Diario de León - 06/07/2013 )

domingo, 30 de junio de 2013

XIII Domingo Ordinario C (30/06/2013)

Jesús nos conduce sin espejos retrovisores

La Palabra

1 Re 19, 16b.19-21  //  Sal 15  //  Gal 5, 1.13-18
Cuando se cumplía el tiempo de que se lo llevaran al cielo, emprendió decidido el viaje hacia Jerusalén, y envió por delante unos mensajeros. Ellos fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle alojamiento. Pero éstos no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Juan y Santiago, sus discípulos, dijeron: ---Señor, ¿quieres que mandemos que caiga un rayo del cielo y acabe con ellos? Él se volvió y los reprendió. Y se fueron a otra aldea. Mientras iban de camino, uno le dijo: ---Te seguiré adonde vayas. Jesús le contestó: ---Las zorras tienen madrigueras, las aves del cielo nidos, pero este Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. A otro le dijo: ---Sígueme. Le contestó: ---[Señor], déjame primero ir a enterrar a mi padre. Le dijo: ---Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el reinado de Dios. Otro le dijo: ---Te seguiré, Señor, pero primero déjame despedirme de mi familia. Jesús le dijo: ---El que ha puesto la mano en el arado y mira atrás no es apto para el reinado de Dios.
(Lc 9, 51-62)

A cada día su afán (por José-Román Flecha Andrés)

domingo, 23 de junio de 2013

XII Domingo Ordinario C (23/06/2013)

Coge la cruz de cada día

La Palabra

Zac 12, 10-11; 13,1 //  Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 (R.: 2b)  //  Gal 3,26-29
Estando él una vez orando a solas, se le acercaron los discípulos y él los interrogó: ---¿Quién dice la multitud que soy yo? Contestaron: ---Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha surgido un profeta de los antiguos. Les preguntó: ---Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondió Pedro: ---Tú eres el Mesías de Dios. Él les ordenó que no se lo dijeran a nadie. Y añadió: ---Este Hombre tiene que padecer mucho, ser rechazado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, tiene que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Y a todos les decía: ---Quien quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. Quien quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mí la salvará.
(Lc 9, 18- 24)

A cada día su afán (por José-Román Flecha Andrés)

domingo, 16 de junio de 2013

XI Domingo Ordinario C (16/06/2013)


Jesús viene a reparar nuestras averías

La Palabra

Sam 12, 7-10. 13  //  Sal 31, 1-2. 5. 7. 11  //  Gal 2, 16. 19-21
Un fariseo lo invitó a comer. Jesús entró en casa del fariseo y se sentó a la mesa. En esto, una mujer, pecadora pública, enterada de que estaba a la mesa en casa del fariseo, acudió con un frasco de perfume de mirra, se colocó detrás, a sus pies, y llorando se puso a bañarle los pies en lágrimas y a secárselos con el cabello; le besaba los pies y se los ungía con la mirra. Al verlo, el fariseo que lo había invitado, pensó: Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer lo está tocando: una pecadora. Jesús tomó la palabra y le dijo: ---Simón, tengo algo que decirte. Contestó: ---Dilo, maestro. Le dijo: ---Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientas monedas y otro cincuenta. Como no podían pagar, les perdonó a los dos la deuda. ¿Quién de los dos le tendrá más afecto? Contestó Simón: ---Supongo que aquél a quien más le perdonó. Le replicó: ---Has juzgado correctamente. Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ---¿Ves esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para lavarme los pies; ella me los ha bañado en lágrimas y los ha secado con su cabello. Tú no me diste el beso de saludo; desde que entré, ella no ha cesado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con perfume; ella me ha ungido los pies con mirra. Por eso te digo que se le han perdonado numerosos pecados, ya que siente tanto afecto. Que al que se le perdona poco, poco afecto siente. Y a ella le dijo: ---Tus pecados te son perdonados. Los invitados empezaron a decirse entre sí: ---¿Quién es éste que hasta perdona pecados? Él dijo a la mujer: ---Tu fe te ha salvado. Vete en paz.
A continuación fue recorriendo ciudades y aldeas proclamando la Buena Noticia del reinado de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que había sanado de espíritus inmundos y de enfermedades: María Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, mayordomo de Herodes; Susana y otras muchas, que los atendían con sus bienes.
Lc 7, 36-8, 3

A cada día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)

domingo, 9 de junio de 2013

X Domingo Ordinario C (09/06/2013)


Al Ver El Dolor Sintió Lástima

La Palabra

1 R 1, 17, 17-24  //  Sal 29  //  Gal 1,11-19
A continuación se dirigió a una ciudad llamada Naín, acompañado de los discípulos y de un gran gentío. Justo cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a un muerto, hijo único de una viuda; la acompañaba un grupo considerable de vecinos. Al verla, el Señor sintió compasión y le dijo: ---No llores. Se acercó, tocó el féretro, y los portadores se detuvieron. Entonces dijo: ---Muchacho, yo te lo ordeno, levántate. El muerto se incorporó y empezó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron sobrecogidos y daban gloria a Dios diciendo: ---Un gran profeta ha surgido entre nosotros; Dios se ha ocupado de su pueblo. La noticia de lo que había hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea.
Lucas 7, 11-17

A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

domingo, 2 de junio de 2013

Corpus Christi C (02/06/2013)


La Palabra

Gn 14, 18-20  //  Sal 109  //  1 Cor 11, 23-26
Él los acogió y les hablaba del reinado de Dios y sanaba a los que lo necesitaban. Como caía la tarde, los Doce se acercaron a decirle: ---Despide a la gente para que vayan a los pueblos y campos de los alrededores y busquen hospedaje y comida; pues aquí estamos en despoblado. Les contestó: ---Dadles vosotros de comer. Replicaron: ---No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos nosotros a comprar comida para toda esa gente. Los varones eran unos cinco mil. Él dijo a los discípulos: ---Hacedlos recostar en grupos de cincuenta. Así lo hicieron y se recostaron todos. Entonces tomó los cinco panes y los dos pescados, alzó la vista al cielo, los bendijo, los partió y se los fue dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y quedaron satisfechos, y recogieron los trozos sobrantes en doce cestos.
Lc 9, 11b-17

A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

Memoria de Juan XXIII ( Diario de León - 01/06/2013 )

domingo, 26 de mayo de 2013

La Santísima Trinidad

Padre, hijo y espíritu se regalan a la tierra

La Palabra

Prov 8, 22-31  //  Sal 8  //  Rom 5,1-5
Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis con ellas por ahora. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena; pues no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que oye y os anunciará el futuro. Él me dará gloria porque recibirá de lo mío y os lo explicará. Todo lo que tiene el Padre es mío, por eso os dije que recibirá de lo mío y os lo explicará.
Jn 16,12-15

A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

La bondad y la ternura ( Diario de León - 25/05/2013 )

domingo, 19 de mayo de 2013

Pentecostés C (19/05/2013)

Recibamos el regalo del Espíritu

La Palabra


Hch 2, 1-11   //  Sal 103  //  Cor 12, 3b-7. 12-13
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se colocó en medio y les dice: ---Paz con vosotros. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron al ver al Señor. Jesús repitió: ---Paz con vosotros. Como el Padre me envió, así yo os envío a vosotros. Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió: ---Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los mantengáis les quedan mantenidos.
Jn 20, 19-23

A cada día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)

El trabajo humano ( Diario de León - 18/05/2013 )

domingo, 12 de mayo de 2013

La Ascensión C (12/05/2013)

Revestíos de la fuerza de lo alto

La Palabra

Hch 1, 1-11  //  Sal 46  //  Ef 1, 17-23
Y añadió: ---Así está escrito: que el Mesías tenía que padecer y resucitar de la muerte al tercer día; que en su nombre se predicaría penitencia y perdón de pecados a todas las naciones, empezando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de ello. Yo os envío lo que el Padre prometió. Por eso quedaos en la ciudad hasta que desde el cielo os revistan de fuerza. Después los condujo [fuera,] hacia Betania y, alzando las manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén muy contentos. Y pasaban el tiempo en el templo bendiciendo a Dios.
Lc 24, 46-53

A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

domingo, 5 de mayo de 2013

VI Domingo Pascua C (05/05/2013)

El Espíritu nos lo explicará todo

La Palabra


Hch. 15, 1-2.22-29  //  Sal 66  //  Ap 21, 10-14.22-23

Jesús le contestó: ---Si alguien me ama cumplirá mi palabra, mi Padre lo amará, vendremos a él y habitaremos en él. Quien no me ama no cumple mis palabras, y la palabra que me habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho esto mientras estoy con vosotros. El Valedor, el Espíritu Santo que enviará el Padre en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que [yo] os dije. La paz os dejo, os doy mi paz, y no como la da el mundo. No os turbéis ni os acobardéis. Oísteis que os dije que me voy y volveré a visitaros. Si me amarais, se alegraríais de que vaya al Padre, pues el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, creáis.
Jn 14, 23-29

A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

domingo, 28 de abril de 2013

V Domingo Pascua C (28/04/2013)

No te comas más el coco, Jesús es el CAMINO

La Palabra


Hch 14, 21b-27  //  Sal 144  //  Ap 21, 1-5a
---Ahora ha sido glorificado este Hombre y Dios ha sido glorificado por él. [Si Dios ha sido glorificado por él,] también Dios lo glorificará por sí, y lo hará pronto.] Hijitos, todavía estaré un poco con vosotros; Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado: amaos así unos a otros. En eso conocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros.
(Jn 13, 31-33a. 34-35)

A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

Hacerse prójimo del que sufre ( Diario de León - 27/04/2013 )

domingo, 21 de abril de 2013

IV Domingo Pascua C (21/04/2013)

Vivamos a la luz del pastor

La Palabra

Hch 13, 14. 43-52  //  Sal 99  //  Ap 7, 9. 14b-17

Después Jesús se apareció de nuevo a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se apareció así: Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen; yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrancará de mi mano. Mi Padre que me las ha dado es más que todos y nadie puede arrancar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos uno.
(Jn 10, 27-30)

A cada día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)

De un Papa a otro Papa ( Diario de León - 20/04/2013 )

domingo, 14 de abril de 2013

III Domingo Pascua C (14/04/2013)

Lánzate en busca del Resucitado

La Palabra

Hch 5, 27b-32. 40b-41  //  Sal 29  //  Ap 5, 11-14

Después Jesús se apareció de nuevo a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se apareció así: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos. Les dice Simón Pedro: ---Voy a pescar. Le responden: ---Vamos contigo. Salieron, pues, y montaron en la barca; pero aquella noche no pescaron nada. Ya de mañana Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no reconocieron que era Jesús. Les dice Jesús: ---Muchachos, ¿tenéis algo de comer? Ellos contestaron: ---No. Les dijo: ---Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron y no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo predilecto de Jesús dice a Pedro: ---Es el Señor. Al oír Pedro que era el Señor, se ciñó un blusón, pues no llevaba otra cosa, y se tiró al agua. Los demás discípulos se acercaron en el bote, arrastrando la red con los peces, pues no estaban lejos de la orilla, apenas doscientos codos. Cuando saltaron a tierra, ven unas brasas preparadas y encima pescado y pan. Les dice Jesús: ---Ahora, traed algo de lo que habéis pescado. Pedro subió a la barca y arrastró hasta la playa la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aunque eran tantos, la red no se rompió. Les dice Jesús: ---Venid a almorzar. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó pan y se lo repartió e hizo lo mismo con el pescado. Ésta fue la tercera aparición de Jesús, ya resucitado, a sus discípulos. Cuando terminaron de comer, dice Jesús a Simón Pedro: ---Simón, hijo de Juan, ¿me quieres más que éstos? Le responde: ---Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: ---Apacienta mis corderos. Le pregunta por segunda vez: ---Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Le responde: ---Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: ---Apacienta mis ovejas. Por tercera vez le pregunta: ---Simón hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le dijo: ---Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero. Jesús le dice: ---Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro, cuando eras mozo, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras. Lo decía indicando con qué muerte había de glorificar a Dios. Después de hablar así, añadió: ---Sígueme.
(Jn 21, 1-19)

A cada día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)

Uno de nosotros ( Diario de León - 13/04/2013 )

domingo, 7 de abril de 2013

II Domingo Pascua C (07/04/2013)

Mi Paz esté con vosotros

La Palabra

Hch 5, 12-16  //  Sal 117  //  Ap 1, 9-11a. 12-13. 17-19

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Llegó Jesús, se colocó en medio y les dice: ---Paz con vosotros. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron al ver al Señor. Jesús repitió: ---Paz con vosotros. Como el Padre me envió, así yo os envío a vosotros. Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió: ---Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los mantengáis les quedan mantenidos. Tomás, que significa Mellizo, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: ---Hemos visto al Señor. Él replicó: ---Si no veo en sus manos la marca de los clavos y no meto el dedo por el agujero, si no meto la mano por su costado, no creeré. A los ocho días estaban de nuevo dentro los discípulos y Tomás con ellos. Vino Jesús a puertas cerradas, se colocó en medio y les dijo: ---Paz con vosotros. Después dice a Tomás: ---Mete aquí el dedo y mira mis manos; trae la mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, antes cree. Le contestó Tomás: ---Señor mío y Dios mío. Le dice Jesús: ---Porque me has visto, has creído; dichosos los que crean sin haber visto. Otras muchas señales hizo Jesús en presencia de sus discípulos que no están consignadas en este libro. Éstas quedan escritas para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida por medio de él.
(Jn 20, 19-31)

A cada día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)

La pobreza, la paz y el diálogo ( Diario de León - 06/04/2013 )

domingo, 31 de marzo de 2013

Domingo de Resurrección C (31/03/2013)

El amor ha vencido a la muerte, Aleluya

La Palabra

Hch 10, 34a. 37-43  //  Sal 117  //  Col 3, 1-4

El primer día de la semana, muy temprano, todavía a oscuras, va María Magdalena al sepulcro y observa que la piedra está retirada del sepulcro. Entonces corre adonde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, el predilecto de Jesús, y les dice: ---Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salió Pedro con el otro discípulo y se dirigieron al sepulcro. Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Inclinándose vio los lienzos en el suelo, pero no entró. Después llegó Simón Pedro, detrás de él y entró en el sepulcro. Observó los lienzos en el suelo y el sudario que le había envuelto la cabeza no en el suelo con los lienzos, sino enrollado en lugar aparte. Entonces entró el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Hasta entonces no habían entendido las Escrituras, que había de resucitar de la muerte.
(Jn 20, 1-9)

A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

Custodiar para anunciar la esperanza ( Diario de León - 30/03/2013 )

domingo, 24 de marzo de 2013

Domingo de Ramos C


El velo del templo se rasgó, Dios es para todos

La Palabra

Is 50, 4-7  //  Sal 21  //  Flp 2, 6-11
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles y les dijo: ---Cuánto he deseado comer con vosotros esta víctima pascual antes de mi pasión. Os aseguro que no volveré a comerla hasta que alcance su cumplimiento en el reino de Dios. Y tomando la copa, dio gracias y dijo: ---Tomad esto y repartidlo entre vosotros. Os digo que en adelante no beberé del fruto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios. Tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: ---Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía. Igualmente tomó la copa después de cenar y dijo: ---Ésta es la copa de la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros. Pero, ¡atención!, que la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. Este Hombre sigue el camino que se le ha fijado; pero, ¡ay de aquél que lo entrega! Ellos comenzaron a preguntarse entre sí quién de ellos era el que iba a entregarlo. Luego surgió una disputa entre ellos sobre quién de ellos se consideraba el más importante. Jesús les dijo: ---Los reyes de los paganos los tienen sometidos y los que imponen su autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no seáis así; antes bien, el más importante entre vosotros sea como el más joven y el que manda como el que sirve. ¿Quién es mayor? ¿El que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es, acaso, el que está a la mesa? Pero yo estoy en medio de vosotros como quien sirve. Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en las pruebas, y yo os encomiendo el reino como mi Padre me lo encomendó: para que comáis y bebáis y os sentéis en doce tronos para regir a la doce tribus de Israel. ---Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he rezado por ti para que no falle tu fe. Y tú, una vez convertido, fortalece a tus hermanos. Pedro le respondió: ---Señor, yo estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel y a la muerte. Le respondió Jesús: ---Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes de que hayas negado tres veces que me conoces. Y les dijo: ---Cuando os envié sin bolsa ni alforja ni sandalias, ¿os faltó algo? Contestaron: ---Nada. Les dijo: ---Pues ahora quien tenga bolsa lleve también alforja, quien no la tenga, venda el manto y compre una espada. Os digo que se ha de cumplir en mí lo escrito: fue tenido por malhechor. Todo lo que se refiere a mí toca a su fin. Le dijeron: ---Señor, aquí hay dos espadas. Les contestó: ---Basta ya. Salió y se dirigió según costumbre al monte de los Olivos y le siguieron los discípulos. Al llegar al lugar, les dijo: ---Pedid no sucumbir en la prueba. Se apartó de ellos como a un tiro de piedra, se arrodilló y oraba: ---Padre, si quieres, aparta de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. [[Se le apareció un ángel del cielo que le dio fuerzas. Y, en medio de la angustia, oraba más intensamente. Le corría el sudor como gotas de sangre cayendo al suelo.]] Se levantó de la oración, se acercó a sus discípulos y los encontró dormidos de tristeza; y les dijo: ---¿Por qué estáis dormidos? Levantaos y pedid no sucumbir en la prueba. Todavía estaba hablando, cuando llegó un gentío. El llamado Judas, uno de los Doce, se les adelantó, se acercó a Jesús y le besó. Jesús le dijo: ---Judas, ¿con un beso entregas a este Hombre? Viendo lo que iba a pasar, los que estaban con él dijeron: ---Señor, ¿herimos a espada? Uno de ellos dio un tajo al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús le dijo: ---Ya basta. Y tocándole la oreja, lo sanó. Después dijo Jesús a los sumos sacerdotes, guardias del templo y senadores que habían venido a arrestarlo: ---¿Habéis salido armados de espadas y palos como si se tratara de un asaltante? Diariamente estaba con vosotros en el templo y no me echasteis mano. Pero ésta es vuestra hora, el dominio de las tinieblas. Lo arrestaron, lo condujeron y lo metieron en casa del sumo sacerdote. Pedro le seguía a distancia. Habían encendido fuego en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos. Una criada lo vio sentado junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: ---También éste estaba con él. Pedro lo negó diciendo: ---No lo conozco, mujer. A poco, otro lo vio y dijo: ---También tú eres uno de ellos. Pedro respondió: ---No lo soy, hombre. Como una hora más tarde otro insistía: ---Realmente éste estaba con él, pues, también es galileo. Pedro contestó: ---No sé lo que dices, hombre. Al punto, cuando aún estaba hablando, cantó el gallo. El Señor se volvió y miró a Pedro; éste recordó lo que le había dicho el Señor: Antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces. Salió afuera y lloró amargamente. Quienes habían arrestado a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. Tapándole los ojos le decían: ---Adivina quién te ha pegado. Y le decían otras muchas injurias. Al hacerse de día se reunieron los senadores del pueblo, los sumos sacerdotes y letrados, lo condujeron ante el Consejo y le dijeron: ---Si tú eres el Mesías, dínoslo. Les respondió: ---Si os lo digo, no me creeréis, y si pregunto, no me responderéis. Pero en adelante el Hijo del Hombre estará sentado a la diestra de la Majestad de Dios. Dijeron todos: ---Entonces, ¿eres tú el Hijo de Dios? Contestó: ---Como decís: Yo soy. Replicaron: ---¿Qué falta nos hacen los testigos? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.

Levantándose todos a una, lo condujeron ante Pilato. Y empezaron la acusación: ---Hemos encontrado a éste agitando a nuestra nación, oponiéndose a que paguen tributo al césar y declarándose Mesías rey. Pilato le preguntó: ---¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús le respondió: ---Tú lo dices. Pero Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la multitud: ---No encuentro culpa alguna en este hombre. Ellos insistían: Está agitando a todo el pueblo enseñando por toda Judea; empezó en Galilea y ha llegado hasta aquí. Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo; y, al saber que pertenecía a la jurisdicción de Herodes, lo remitió a Herodes, que se encontraba por entonces en Jerusalén. Herodes se alegró mucho de ver a Jesús. Hacía tiempo que tenía ganas de verlo, por lo que oía de él, y esperaba verlo haciendo algún milagro. Le hizo muchas preguntas, pero él no le respondió. Los sumos sacerdotes y los letrados estaban allí, insistiendo en sus acusaciones. Herodes con sus soldados lo trataron con desprecio y burlas, y echándole encima un manto espléndido, lo remitió a Pilato. Aquel día Herodes y Pilato que hasta entonces habían estado enemistados, establecieron buenas relaciones. Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los jefes y al pueblo, y les dijo: ---Me habéis traído a este hombre alegando que agita al pueblo. Mirad, yo lo he examinado en vuestra presencia y no encuentro en este hombre ninguna culpa de las que lo acusáis. Tampoco Herodes, pues me lo ha remitido y resulta que no ha cometido nada que merezca la muerte. Le impondré un castigo y lo dejaré libre. [[Por la fiesta tenía que soltarles a un preso.]] Pero ellos gritaron a una: ---¡Afuera con él! Déjanos libre a Barrabás. Barrabás estaba preso por un motín en la ciudad y un homicidio. Pilato se dirigió de nuevo a ellos, intentando dejar libre a Jesús; pero ellos gritaban: ---¡Crucifícalo, crucifícalo! Por tercera vez les habló: ---Pero, ¿qué delito ha cometido? No encuentro en él nada que merezca la muerte. Le impondré un castigo y lo dejaré libre. Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo que lo crucificara; y redoblaban los gritos. Entonces Pilato decretó que se hiciera lo que el pueblo pedía. Dejó libre al que pedían, que estaba preso por motín y homicidio, y entregó a Jesús al capricho de ellos. Cuando lo conducían, agarraron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevara detrás de Jesús. Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres llorando y lamentándose por él. Jesús se volvió y les dijo: ---Vecinas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegará un día en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, los vientres que no parieron, los pechos que no criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a las colinas: Sepultadnos. Porque si así tratan al árbol lozano, ¿qué no harán con el seco? Conducían con él a otros dos malhechores para ejecutarlos. Cuando llegaron al lugar llamado La Calavera, los crucificaron a él y a los malhechores: uno a la derecha y otro a la izquierda. [[Jesús dijo: ---Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.]] Después se repartieron su ropa echándola a suerte. El pueblo estaba mirando y los jefes se burlaban de él diciendo: ---Ha salvado a otros, que se salve a sí mismo, si es el Mesías, el predilecto de Dios. También los soldados se burlaban de él. Se acercaban a ofrecerle vinagre y le decían: ---Si eres el rey de los judíos, sálvate. Encima de él había una inscripción que decía: Éste es el rey de los judíos. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: ---¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti y a nosotros. Pero el otro lo reprendió diciendo: ---¿No tienes temor de Dios, tú, que sufres la misma pena? Lo nuestro es justo, recibimos la paga de nuestros delitos; éste, en cambio, no ha cometido ningún crimen. Y añadió: ---Jesús, cuando llegues a tu reino acuérdate de mí. Jesús le contestó: ---Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso. Era mediodía; se ocultó el sol y todo el territorio quedó en tinieblas hasta media tarde. El velo del santuario se rasgó por el medio. Jesús gritó con voz fuerte: ---Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Dicho esto, expiró. Al ver lo que sucedía, el centurión glorificó a Dios diciendo: ---Realmente este hombre era inocente. Toda la multitud que se había congregado para el espectáculo, al ver lo sucedido, se volvía dándose golpes de pecho. Sus conocidos se mantenían a distancia, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea lo observaban todo. Había un hombre llamado José, natural de Arimatea, ciudad de Judea. Pertenecía al Consejo, era justo y honrado y no había consentido en la decisión de los otros ni en su ejecución, y esperaba el reino de Dios. Acudió a Pilato y le pidió el cadáver de Jesús. Lo descolgó, lo envolvió en una sábana y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca, en el que todavía no habían enterrado a nadie. Era el día de la preparación y estaba al caer el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás para observar el sepulcro y cómo habían colocado el cadáver. Se volvieron, prepararon aromas y ungüentos, y el sábado guardaron el descanso de precepto.
(Lc 22,14 – 23,56)

El Comentario

Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he rezado por ti para que no falle tu fe. Y tú, una vez convertido, fortalece a tus hermanos.
Con el Domingo de Ramos se da comienzo a la Semana Santa. Tras la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, acto seguido se le apresa como a un vulgar asaltador, como un ladrón, como a lo peor de la sociedad.
Pero antes de que esto acontezca, antes de que termine sus días de esta  cruel forma, nos deja su testamento.
Primeramente, nos indica y Él mismo se pone manos a la obra, como debe amarse a los hermanos, desde el servicio, desde la entrega total, siendo el primero, de los últimos. Se quitó todo y se puso a lavarles los pies.
Luego, se entregó el mismo, nos enseñó cómo hacerlo presente todos y cada uno de los días, donde ir a buscarlo, donde encontrarlo.
Y finalmente pidió por Pedro, sabiendo que lo iba a negar, que lo iba a traicionar, pese a todo, pidió por él, para que una vez puesto a prueba y tentado, una vez reconvertido tuviera la fuerza y el valor suficiente para cargar con todo el peso de la Iglesia, y ser él el que tirase de todos nosotros.
Finalmente se entregó a la muerte, bajó a los infiernos y resucitó al tercer día.
Y ahora, ¿cómo vivimos nosotros todo esto? Sin duda que seguir su ejemplo se nos hace muy difícil y complicado. No pasa un día en el que no queramos estar por encima de los demás, tener razón, no dar el brazo a torcer, no pedir disculpas a los demás por los daños que les podemos causas, no ser conscientes que incluso queriéndolos somos capaces de herirles.
Jesús es consciente de todas nuestras debilidades, pero con eso y con todo nos perdona, una y otra vez, nos reprende, y reza para que como a Pedro, no nos falle la fe. Pero nosotros no somos capaces de pedirle a Él que nos ayude a llevar nuestra carga, que la haga ligera, que no paguen nuestros hermanos nuestros errores.
¡Ojalá no nos falle la fe!

La Cuaresma: Un viaje inesperado…contigo


A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

Corazones desgarrados ( Diario de León - 23/03/2013 )


domingo, 17 de marzo de 2013

V Domingo Cuaresma C (17/03/2013)


Si tiras la piedra pierdes tu corazón

La Palabra

Is 43, 16-21  //  Sal 125  //  Fil 3, 8-14
Jesús se dirigió al monte de los Olivos. Por la mañana volvió al templo. Todo el mundo acudía a él y, sentado, los instruía. Los letrados y fariseos le presentaron una mujer sorprendida en adulterio, la colocaron en el centro, y le dijeron: ---Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés ordena que dichas mujeres sean apedreadas; tú, ¿qué dices? --decían esto para ponerlo a prueba, y tener de qué acusarlo. Jesús se agachó y con el dedo se puso a escribir en el suelo. Como insistían en sus preguntas, se incorporó y les dijo: ---Quien de vosotros esté sin pecado tire la primera piedra. De nuevo se agachó y seguía escribiendo en el suelo. Los oyentes se fueron retirando uno a uno, empezando por los más ancianos hasta el último. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí de pie en el centro. Jesús se incorporó y le dijo: ---Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? Ella contestó: ---Nadie, señor. Jesús le dijo: ---Tampoco yo te condeno. Ve y en adelante no peques más.
(Jn 8,1-11)

El Comentario

¿Nadie te ha condenado?...
La pasada semana en la lectura Jesús nos salía con la parábola del hijo pródigo. Veíamos cómo el Padre estaba esperando por el arrepentimiento del hijo, cómo día tras día salía a mirar a ver si el hijo estaba ya próximo al encuentro, pero también refleja cuál debe ser la actitud del hijo ante ese perdón que el padre de ofrece libre y generosamente. Esto se refleja en la actitud del padre ante los dos hijos.
Hoy Jesús nos muestra de forma ejemplar como Él mismo perdona a los demás, y cómo nosotros debemos mirar a los demás, con qué ojos.
Tenemos la mala costumbre de juzgar a la ligera, según vemos a alguien o por lo que los demás nos dicen, pero no entramos a valorar las razones que han llevado a los demás ha hacer aquello por lo que les condenamos.
También juzgamos de forma severa a aquellos por los que no tenemos especial simpatía, o por los que nos caen mal, o por aquellos que consideramos inferiores a nosotros. No nos importa, ¡¡condenados!!
Y nosotros, ¿cómo nos juzgamos a nosotros mismos? Creo que como el mismo Jesús nos provoca cuando dice… “¿Por qué te fijas en la mota que lleva tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacarte la mota de tu ojo, cuando no ves la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás distinguir para sacar la mota del ojo de tu hermano.” (Lc 6,41-42)
Es claro que Jesús la mayoría de las veces da en el clavo cuando nos dice esto, y por esto puede preguntar a los demás que ¿quién está libre de pecado?. Todos tenemos cosas que confesar, pecados que perdonar y hermanos con los que ponernos a bien.
Hoy Jesús nos perdona a todos, de corazón, desde la mujer adúltera, pasando por la primera mujer Eva, hasta la última, y con ella a todos nosotros, siempre que nuestra actitud sea de arrepentimiento y de disposición a aceptar de verdad ese perdón infinito, gratuito  y reconfortante.
Ve y en adelante no peques más.”

La Cuaresma: Un viaje inesperado… Contigo


A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

domingo, 10 de marzo de 2013

IV Domingo Cuaresma C (10/03/2013)


Nos acoges con tu luz

La Palabra

Jos 5, 9a.10-12  //  Sal 33  //  2Cor 5, 17-21
Todos los recaudadores y los pecadores se acercaban a escucharle, de modo que los fariseos y los letrados murmuraban: ---Éste recibe a pecadores y come con ellos. Él les contestó con la siguiente parábola: ---Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo al padre: Padre, dame la parte de la fortuna que me corresponde. Él les repartió los bienes. A los pocos días, el hijo menor reunió todo y emigró a un país lejano, donde derrochó su fortuna viviendo como un libertino. Cuando gastó todo, sobrevino una carestía grave en aquel país, y empezó a pasar necesidad. Fue y se puso al servicio de un hacendado del país, el cual lo envió a sus campos a cuidar cerdos. Deseaba llenarse el estómago de las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitando pensó: ---A cuántos jornaleros de mi padre les sobra el pan mientras yo me muero de hambre. Me pondré en camino a casa de mi padre y le diré: He pecado contra Dios y te he ofendido; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Trátame como a uno de tus jornaleros. Y se puso en camino a casa de su padre. Estaba aún distante cuando su padre lo divisó y se enterneció. Corriendo, se le echó al cuello y le besó. El hijo le dijo: ---Padre, he pecado contra Dios y te he ofendido, ya no merezco llamarme hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus criados: ---Enseguida, traed el mejor vestido y vestidlo; ponedle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traed el ternero cebado y matadlo. Celebremos un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido, se había perdido y ha sido encontrado. Y empezaron la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Cuando se acercaba a casa, oyó música y danzas y llamó a uno de los criados para informarse de lo que pasaba. Le contestó: ---Es que ha regresado tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado sano y salvo. Irritado, se negaba a entrar. Su padre salió a rogarle que entrara. Pero él respondió a su padre: ---Mira, tantos años llevo sirviéndote, sin desobedecer una orden tuya, y nunca me has dado un cabrito para comérmelo con mis amigos. Pero, cuando ha llegado ese hijo tuyo, que ha gastado tu fortuna con prostitutas, has matado para él el ternero cebado. Le contestó: ---Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. Había que hacer fiesta porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido, se había perdido y ha sido encontrado.
(Lc 15, 1-3.11-32)

El Comentario

“Mira, tantos años llevo sirviéndote, sin desobedecer una orden tuya, y nunca…”
Hemos leído ya tantas veces este Evangelio y nos resulta tan familiar ponernos en el papel del hijo pródigo… hoy quisiera ponerme en el papel del otro hijo, el hijo que siempre ha estado en casa de su padre y a su servicio, un servicio discreto, sencillo, sin cuestionar nada… Vamos, un hijo modelo, o ¿quizás no tanto?
El hijo que se ha quedado en casa ha hecho todo lo que se le ha ordenado y sin rechistar, eso es cierto, está claro, pero ¡no ha vivido en su casa!, me explico, no ha entendido cual era la pena por la que el padre llevaba pasando tanto tiempo, ni cuál era su preocupación, y para colmo, nunca entendió la razón por la que su hermano se fue de casa.
Cuántas veces hemos visto como los hijos un día se van de casa, por la razón que sea y no se vuelven a poner en contacto con sus padres, en ocasiones, por desapego, pero muchas de ellas porque sólo han visto sus dificultades y no han entendido las de los padres.
Pero cuando se produce el reencuentro que cara de satisfacción se le queda al padre, y sobre todo a la madre, que lleva tanto tiempo preguntándose que habrá hecho mal con sus hijos.
Tampoco han sabido ver que todo lo que había en casa era de ellos, que sus padres lo han estado preparando para que algún día ellos puedan disfrutarlo plenamente.
No han querido ver los problemas y dificultades por las que ha pasado el hermano, y en consecuencia no le perdona que le haya dejado sólo en casa. O quizás lo que le fastidia es que se ha tenido que quedar él en casa, y no ha podido marcharse él.
¿Y nosotros? ¿Cuál es el papel que hemos jugado?

Cuaresma: Un viaje inesperado…


A Cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)


domingo, 3 de marzo de 2013

III Domingo Cuaresma C (03/03/2013)


Jesús nos cuida y espera nuestros frutos

La Palabra

Éx. 3, 1-8a. 13-15  //  Sal 102  //  1Cor, 10, 1-6. 10-12
En aquella ocasión se presentaron algunos a informarle acerca de unos galileos cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Él contestó: ---¿Pensáis que aquellos galileos, dado que sufrieron aquello, eran más pecadores que los demás galileos? Os digo que no; pero si no os arrepentís, acabaréis como ellos. O aquellos dieciocho sobre los cuales se derrumbó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? Os digo que no; pero si no os arrepentís acabaréis como ellos. Y les propuso la siguiente parábola: ---Un hombre tenía una higuera plantada en su huerto. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo al hortelano: ---Llevo tres años viniendo a buscar fruta en esta higuera y no la hallo. Córtala, que encima está esquilmando el terreno. Él le contestó: ---Señor, déjala todavía este año; cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto. Si no, la cortas el año que viene.
(Lc 13, 1-9)

El Comentario

Pensáis que…? Os digo…
Al ver este evangelio se me va la cabeza a la comparación con una pareja, o un matrimonio.
Estoy convencido de que en los casos en los que una relación no funciona o fracasa es porque, pensáis que…? Seguro que pensamos que el otro está bien, que no necesita nada, que tiene todas sus necesidades cubiertas, que es feliz porque le doy todo aquello que me pide o necesita, porque tiene el mejor piso, ordenador, coche…
Os digo… todo esto está muy bien, y no digo que no sea necesario, pero no es suficiente.
U día alguien vendrá y os preguntará si la relación da frutos o por el contrario no da nada de nada, Dios os preguntaría que si la higuera da frutos o por el contrario es algo muerto que no sirve nada más que para arrancarla para que deje el terreno para otros árboles que sí den su fruto.
La relación ha de ser como la del viñador con la higuera, es decir, la relación sería la higuera, en la que ambas partes serían el viñador. Si ambos se preocupan de abonarla, podarla cuidarla, mimarla, es posible que un año no de su fruto, pero seguirán intentándolo, porque ponen de su parte.
El problema surge cuando alguien piensa que simplemente con plantarla y esperar a que de sus frutos es suficiente.
Habéis visto lo que sucede con una planta que se queda en casa y no se riega? Si, se seca. Pues lo mismo puede pasar con una relación, que si no se riega y se cuida termina secándose.
Lo mismo nos ocurre con la fe. Nosotros somos los viñadores que debemos cuidar la higuera (la fe), regarla cada día con la Palabra, alimentarla con el abono de la Eucaristía y dejar que esta se expanda y de sus frutos a los demás (la caridad), porque si un árbol da su fruto, pero este no aprovecha a nadie, para qué sirve el árbol?
Un día vendrá Jesús, el dueño de la viña a pedirnos las cuentas por el árbol y ese día tendremos que explicar lo sucedido con él, si ha dado sus frutos y cómo han sido aprovechados estos para extender las semillas por el Reino.
Riega siempre con Amor!!!

La Cuaresma: un viaje inesperado… contigo


A Cada Día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)

Compromiso y libertad ( Diario de León - 02/03/2013 )

domingo, 24 de febrero de 2013

II Domingo Cuaresma C (24/02/2013)


Es mi hijo, hijo de Dios

La Palabra

Gen 15, 5-12.17-18  //  Sal 26  //  Filp 3,17-4,1
Ocho días después de estos discursos, tomó a Pedro, Juan y Santiago y subió a una montaña a orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestidos resplandecían de blancura. De pronto dos hombres hablaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron gloriosos y comentaban la partida de Jesús que se iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Cuando éstos se retiraron, dijo Pedro a Jesús: ---Maestro, ¡qué bien se está aquí! Armemos tres tiendas: una para ti, una para Moisés y una para Elías --no sabía lo que decía--. Apenas lo dijo, vino una nube que les hizo sombra. Al entrar en la nube, se asustaron. Y se escuchó una voz que decía desde la nube: ---Éste es mi Hijo elegido. Escuchadle. Al sonar la voz, se encontraba Jesús solo. Ellos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto.
Lc 9, 28b-36

El Comentario

Escuchadle.
Esta semana tenemos ante nosotros un pasaje muy llamativo, donde Jesús muestra su grandeza, su poderío, su gloria.
Era una visión tan magnífica, que incluso sus discípulos, aún en la mayor de las ignorancias estaban felices. Tanto como para no querer irse de allí.
Sin embargo, hoy me gustaría resaltar sólo una palabra “Escuchadle”.
Dios insistentemente ha querido hablar con su Pueblo, el elegido por Él para manifestar toda su Gloria y Majestad. La primera norma que da a su Pueblo es Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es solo uno.” (Dt 6,4)  Lo primero que nos pide es escuchar, estar atentos a sus palabras que son palabras de vida eterna.
Pero el Pueblo escuchaba a Dios a través de los Profetas como quien oye llover.
Una vez más lo vuelve a intentar, esta vez es Él mismo el que a través de su propio Hijo nos habla directamente, a la cabeza, pero sobre todo al corazón.
Jesús nos habla no sólo de palabra, sino también a través de sus obras, acciones, gestos, sentimientos…
Hoy, como hace dos mil años, Jesús sigue hablándonos a todos y cada uno de nosotros por medio de la Palabra, Palabra que se actualiza una y otra vez, que nos interpela, que nos demanda, que pide de nosotros una respuesta, un compromiso, una acción. Pero también que es respuesta a nuestras demandas, a nuestras necesidades de cada día, a nuestras súplicas.
Quizás estemos cansados de oírlas, pero… las hemos interiorizado?
Hoy no tenemos a Jesús de carne y hueso entre nosotros, pero sí lo tenemos en su Palabra y en la Eucaristía entre nosotros.
Debemos sentarnos tranquilamente a orar con Él para descubrir qué es lo que demanda de cada uno de nosotros en este momento concreto, aquí y ahora.
Pero… qué es orar? “Orar no es oírse hablar a uno mismo, orar es quedarse en silencio y esperar hasta que el orante oiga a Dios” (Sören Kierkegaard) 

La cuaresma: un viaje inesperado… contigo


A cada día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)

Andar esta jornada sin errar ( Diario de León - 23/02/2013 )

domingo, 17 de febrero de 2013

I Domingo Cuaresma C (17/02/2013)

Jesús es tentado

La Palabra

Dt 26,4-10  //  Sal 90  //  Rm 10,8-13
Jesús, lleno de Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu al desierto, durante cuarenta días, mientras el Diablo lo ponía a prueba. En ese tiempo no comió nada, y al final sintió hambre. El Diablo le dijo: ---Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Le respondió Jesús: ---Está escrito: No sólo de pan vive el hombre. Después lo llevó a una cima y le mostró en un instante todos los reinos del mundo. El Diablo le dijo: ---Te daré todo ese poder y su gloria, porque a mí me lo han dado y lo doy a quien quiero. Por tanto, si te postras ante mí, todo será tuyo. Le replicó Jesús: ---Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto. Entonces lo condujo a Jerusalén, lo colocó en el alero del templo y le dijo: ---Si eres Hijo de Dios, tírate abajo desde aquí, porque está escrito: Ha dado órdenes a sus ángeles para que te guarden y te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra. Le respondió Jesús: ---Está dicho: No pondrás a prueba al Señor, tu Dios. Concluida la prueba, el Diablo se alejó de él hasta otra ocasión.
(Lc 4,1-13)

El Comentario

El Diablo se alejó de él hasta otra ocasión.
Aunque suene o parezca muy fuerte, todos los días somos puestos a prueba, todos, sin faltar un solo día el Diablo viene a tentarnos, a buscar un resquicio por el que colarse en nosotros.
 Por desgracia, muchos son los días que lo consigue. Y no porque no pongamos los medios para hacerle frente. No somos superhombres que en la lucha contra el mal tengamos siempre las de ganar.
Las tentaciones son muchas, y no sólo me refiero a las materiales, las tentaciones pueden ser muy variadas: ansias de poder y de poseer lo de los demás, pasar por encima de todo y de todos, no valorar a los demás en su justa medida, hacer  lo que nos da la gana…
Lo cierto es que nuestra fe nos exige dos cosas, en apariencia sencilla, amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Sin embargo es tan difícil de conseguir. Nos amparamos en “si lo tiene … porqué yo voy a ser menos”, “si lo hacen los demás, porqué va a estar mal” y cosas similares.
No somos conscientes de que no todo lo que está bien visto en la sociedad es lo que Dios nos pide, ni tiene que ser bueno para nosotros.
Dios no nos pide imposible, Él solo busca lo mejor para nosotros y esto no siempre pasa por lo más sencillo o lo más cómodo, en ocasiones requiere pequeños sacrificios, pero nos da tanto coraje, pereza, rebeldía…. Qué difícil alcanzarlo.
Nadie dice que sea un camino sencillo, como tampoco se nos pide que no podamos caer en la tentación. Pero contamos con una herramienta que Jesús y su esposa, la Iglesia, pone en nuestras manos, el Perdón. Conscientes de que no siempre podemos aguantar con nuestra carga, tenemos la oportunidad de arrepentirnos cada día y volver a levantarnos para caminar nuevamente libres y ligeros de equipajes. Aunque hace falta ser un poco valiente para poder liberarnos de esta carga.

La Cuaresma: Un viaje inesperado… contigo


 A cada día su afán (por José-Román Flecha Andrés)

Las siete hermanitas ( Diario de León - 16/02/2013 )