domingo, 18 de diciembre de 2011

Domingo IV Adviento (B) (18/12/11)

Acoger como María
La Palabra
2Sam 7,1-5.8b-12.14ª- 16 // Sal 88 // Rom 16,25-27

El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo: ---Alégrate, favorecida, el Señor está contigo. Al oírlo, ella se turbó y discurría qué clase de saludo era aquél. El ángel le dijo: ---No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, para que reine sobre la Casa de Jacob por siempre y su reinado no tenga fin. María respondió al ángel: ---¿Cómo sucederá eso si no convivo con un varón? El ángel le respondió: ---El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te hará sombra; por eso, el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios. Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se consideraba estéril está ya de seis meses. Pues nada es imposible para Dios. Respondió María: ---Aquí tienes a la esclava del Señor: que se cumpla en mí tu palabra. El ángel la dejó y se fue.
Lc 1,26-38
El Comentario

“…gozas del favor de Dios…”
No, no pretendo compararme, ni compararnos con María, ella lo vio claro, y aceptó la propuesta del Señor rápidamente, y siempre fue y será un referente para nosotros (incluso en sus diversas advocaciones).
María gozaba del favor de Dios, y gracias a su “sí” Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Pero tan claro como esto, tengo claro que Dios también se fijó en nosotros, en todos y cada uno.
Sí, gozo del favor de Dios, lo tengo claro, se que cuando me dispongo a hacer algo, a emprender un nuevo camino, en las grandes ocasiones, Dios está presente. Pero también en los momentos difíciles, en los acontecimientos más tristes, en situaciones en las que todo parece que sale mal, que nadie me quiere o se acuerda de mi, en esos momentos también gozo del favor de Dios. Aunque por lo general me niegue a verlo, ya que parece que todo me sale mal porque no está conmigo, porque me ha abandonado, parece que no quisiera estar ya conmigo, pero no, no es así, Él permanece a nuestro lado, discretamente, esperando a que caigamos en la cuenta de su presencia.
Ya nos encontramos a las puertas de la Navidad, ya casi todo está preparado para las fiestas, hemos puesto el belén, el árbol, los adornos, estamos enviando y recibiendo las postales y felicitaciones… Pero, hemos preparado el corazón para el Señor, para todos los que nos rodean, para los que nos quieren, para los que no queremos ni ver, para…
Alégrate, el Señor ya viene, estate atento y dispuesto a celebrarlo.
¿Qué Celebramos?
Al encender estas cuatro velas, en el último domingo, 
pensamos en Ella, la Virgen, 
tu Madre y nuestra Madre.
Nadie te esperó con más ansia, 
con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
Te sembraste en Ella 
como el grano de trigo se siembra en el surco.
En sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así: 
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos!


domingo, 11 de diciembre de 2011

Domingo III Adviento (B) (11/12/11)

La Palabra
Is 61,1-2ª. 10- 11 // Sal (Lc 1,46-50.53-54) // 1Tes 5,16-24

Hubo un hombre enviado por Dios, llamado Juan, que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino un testigo de la luz. Éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos [le] enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle quién era. Él confesó y no negó; confesó que no era el Mesías. Le preguntaron: ---Entonces, ¿eres Elías? Respondió: ---No lo soy. ---¿Eres el profeta? Respondió: ---No. Le dijeron: ---¿Quién eres? Tenemos que llevar una respuesta a quienes nos enviaron; ¿qué dices de ti? Respondió: ---Yo soy la voz del que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor, según dice el profeta Isaías. Algunos de los enviados que eran fariseos le dijeron: ---Si no eres el Mesías ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas? Juan les respondió: ---Yo bautizo con agua. Entre vosotros está uno que no conocéis, que viene detrás de mí; y no soy digno de soltarle la correa de su sandalia. Esto sucedía en Betania, junto al Jordán, donde Juan bautizaba.

Jn 1,6-8.19-28
El Comentario
Allanad el camino…
Ese es el propósito, allanad, no se trata de que derribemos las más altas montañas, sino más bien de cosas pequeñas y sencillas, de que aquellos pequeños inconvenientes que encontramos en la vida no lleguen a ser esas montañas…
Parece que siempre nos empeñamos en complicarnos la vida y en hacerlo todo lo más difícil posible, pero esto hemos de intentar que no sea así, que cuando surge una dificultad esta no se convierta en un monte, y que cuando hay malos momentos estos valles no sean insalvables, sino que seamos capaces de tender puentes para poder seguir disfrutando de las cosas buenas que tiene la vida, que las tiene.
Es tiempo de preparar el camino, el camino de Jesús, que también se puso manos a la obra para que su reino no fuera un camino montañoso ni un valle insalvable para todos aquellos que se sentían como unos desgraciados, abandonados, marginados de la sociedad, y fue precisamente en estos en los que Él fue a poner los ojos, estos son los que realmente merecían su compasión, sus palabras, su mirada.
Y Él nos pide que preparemos el camino para estos, aunque no hace falta que lo vayamos a buscar muy lejos, seguro que alguien de los que nos rodea está en esta situación y necesita de nosotros esa mirada, esas palabras a tiempo, esa compasión…
Pero también debemos reconoces a nuestro alrededor a aquellos que nos allanan a nosotros el camino, aquellos que nos lo hacen más sencillo, más llevadero. Unos pasarán brevemente por nuestro lado y otros se quedarán con nosotros durante mucho tiempo, pero sea el tiempo que sea, que sepamos verlos y reconocerlos y ser felices a su lado.
Que así sea!!
 ¿Qué Celebramos?

En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar.
Preparad sus caminos, porque ya se acerca.
Adornad vuestra alma
como una novia se engalana el día de su boda.
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la luz
Cuando encendemos estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes.
¡Ven, Señor, a salvarnos,
envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!

domingo, 4 de diciembre de 2011

Domingo II Adviento (B) (04/12/11)

Prepara el camino y camina
La Palabra
Is 40, 1-5. 9-11 // Sal 84, 9-14 // 2Pe 3, 8-14
Comienza la Buena Noticia de Jesucristo. [Hijo de Dios.] Tal como está escrito en la profecía de Isaías: Mira, envío por delante a mi mensajero para que te prepare el camino. Una voz clama en el desierto: Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos. Así se presentó Juan en el desierto, bautizando y predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Toda la población de Judea y de Jerusalén acudía a él, y se hacía bautizar por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un manto hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero en la cintura, y comía saltamontes y miel silvestre. Y predicaba así: ---Detrás de mí viene uno con más autoridad que yo, y yo no tengo derecho a agacharme para soltarle la correa de sus sandalias. Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.
Mc 1, 1-8
El Comentario

Comienza la Buena Noticia…
Con estas palabras comienza el Evangelio de Marcos. No son malas estas palabras, que deberíamos recordarlas más a menudo, que hace mas de dos mil años se nos anunció la Buena Noticia. Parece que vivimos en el mundo, pero que nada bueno sucede, que no hay razones por las que vivir, que la alegría es para otros, que… vivimos en un mundo lleno de desesperanza, de frustraciones, de fracasos, de…
Está claro que para todos nosotros cada día debe comenzar la Buena Noticia, y es bueno, no solo que nos lo recuerden, sino que nosotros seamos capaces de recordar cada día que hay una Buena Noticia, y que esta está dirigida a todos y a cada uno de nosotros, que aunque parezca que todo está mal, que no nos sale nada bien, que no damos una, que… que hay una Buena Noticia, que en algún lugar hay alguien esperándonos, alguien que nos apoyará incondicionalmente, que se preocupa de si estamos bien o mal, de nuestros problemas diarios… en definitiva, alguien que nos ama incondicionalmente.
Nadie dice que sea sencillo encontrar a esa persona, ni que la búsqueda no sea complicada, ojalá fuera una tarea sencilla, pero no lo es.
Afortunado es aquél que en este mundo la encuentra, o es capaz de ver en el otro a esta persona, y más afortunado es si tiene la suerte de vivir con el los días que le resten de su vida, pero también debemos descubrir que Jesús forma parte también de nuestra vida, que cuando parece que nadie camina con nosotros Él si lo está haciendo, que se pone siempre de nuestro lado, aunque debamos encontrarlo en lo más profundo de nuestro ser o en las personas que pasan sin darnos cuenta a nuestro lado.
Ponte en camino, o mejor en movimiento y descubre donde ver su rostro.
Que seas feliz con la Buena Noticia.
¿Qué Celebramos?
Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel.
Nosotros, como un símbolo,
encendemos estas dos velas.
El viejo tronco está rebrotando, florece el desierto.
La humanidad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, 
para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón
encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor. Ven, Salvador!
Día del Minusválido (3 de Diciembre)