domingo, 18 de diciembre de 2011

Domingo IV Adviento (B) (18/12/11)

Acoger como María
La Palabra
2Sam 7,1-5.8b-12.14ª- 16 // Sal 88 // Rom 16,25-27

El sexto mes envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen prometida a un hombre llamado José, de la familia de David; la virgen se llamaba María. Entró el ángel a donde estaba ella y le dijo: ---Alégrate, favorecida, el Señor está contigo. Al oírlo, ella se turbó y discurría qué clase de saludo era aquél. El ángel le dijo: ---No temas, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un hijo, a quien llamarás Jesús. Será grande, llevará el título de Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, para que reine sobre la Casa de Jacob por siempre y su reinado no tenga fin. María respondió al ángel: ---¿Cómo sucederá eso si no convivo con un varón? El ángel le respondió: ---El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te hará sombra; por eso, el consagrado que nazca llevará el título de Hijo de Dios. Mira, también tu pariente Isabel ha concebido en su vejez, y la que se consideraba estéril está ya de seis meses. Pues nada es imposible para Dios. Respondió María: ---Aquí tienes a la esclava del Señor: que se cumpla en mí tu palabra. El ángel la dejó y se fue.
Lc 1,26-38
El Comentario

“…gozas del favor de Dios…”
No, no pretendo compararme, ni compararnos con María, ella lo vio claro, y aceptó la propuesta del Señor rápidamente, y siempre fue y será un referente para nosotros (incluso en sus diversas advocaciones).
María gozaba del favor de Dios, y gracias a su “sí” Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Pero tan claro como esto, tengo claro que Dios también se fijó en nosotros, en todos y cada uno.
Sí, gozo del favor de Dios, lo tengo claro, se que cuando me dispongo a hacer algo, a emprender un nuevo camino, en las grandes ocasiones, Dios está presente. Pero también en los momentos difíciles, en los acontecimientos más tristes, en situaciones en las que todo parece que sale mal, que nadie me quiere o se acuerda de mi, en esos momentos también gozo del favor de Dios. Aunque por lo general me niegue a verlo, ya que parece que todo me sale mal porque no está conmigo, porque me ha abandonado, parece que no quisiera estar ya conmigo, pero no, no es así, Él permanece a nuestro lado, discretamente, esperando a que caigamos en la cuenta de su presencia.
Ya nos encontramos a las puertas de la Navidad, ya casi todo está preparado para las fiestas, hemos puesto el belén, el árbol, los adornos, estamos enviando y recibiendo las postales y felicitaciones… Pero, hemos preparado el corazón para el Señor, para todos los que nos rodean, para los que nos quieren, para los que no queremos ni ver, para…
Alégrate, el Señor ya viene, estate atento y dispuesto a celebrarlo.
¿Qué Celebramos?
Al encender estas cuatro velas, en el último domingo, 
pensamos en Ella, la Virgen, 
tu Madre y nuestra Madre.
Nadie te esperó con más ansia, 
con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
Te sembraste en Ella 
como el grano de trigo se siembra en el surco.
En sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así: 
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos!


domingo, 11 de diciembre de 2011

Domingo III Adviento (B) (11/12/11)

La Palabra
Is 61,1-2ª. 10- 11 // Sal (Lc 1,46-50.53-54) // 1Tes 5,16-24

Hubo un hombre enviado por Dios, llamado Juan, que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino un testigo de la luz. Éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos [le] enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle quién era. Él confesó y no negó; confesó que no era el Mesías. Le preguntaron: ---Entonces, ¿eres Elías? Respondió: ---No lo soy. ---¿Eres el profeta? Respondió: ---No. Le dijeron: ---¿Quién eres? Tenemos que llevar una respuesta a quienes nos enviaron; ¿qué dices de ti? Respondió: ---Yo soy la voz del que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor, según dice el profeta Isaías. Algunos de los enviados que eran fariseos le dijeron: ---Si no eres el Mesías ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas? Juan les respondió: ---Yo bautizo con agua. Entre vosotros está uno que no conocéis, que viene detrás de mí; y no soy digno de soltarle la correa de su sandalia. Esto sucedía en Betania, junto al Jordán, donde Juan bautizaba.

Jn 1,6-8.19-28
El Comentario
Allanad el camino…
Ese es el propósito, allanad, no se trata de que derribemos las más altas montañas, sino más bien de cosas pequeñas y sencillas, de que aquellos pequeños inconvenientes que encontramos en la vida no lleguen a ser esas montañas…
Parece que siempre nos empeñamos en complicarnos la vida y en hacerlo todo lo más difícil posible, pero esto hemos de intentar que no sea así, que cuando surge una dificultad esta no se convierta en un monte, y que cuando hay malos momentos estos valles no sean insalvables, sino que seamos capaces de tender puentes para poder seguir disfrutando de las cosas buenas que tiene la vida, que las tiene.
Es tiempo de preparar el camino, el camino de Jesús, que también se puso manos a la obra para que su reino no fuera un camino montañoso ni un valle insalvable para todos aquellos que se sentían como unos desgraciados, abandonados, marginados de la sociedad, y fue precisamente en estos en los que Él fue a poner los ojos, estos son los que realmente merecían su compasión, sus palabras, su mirada.
Y Él nos pide que preparemos el camino para estos, aunque no hace falta que lo vayamos a buscar muy lejos, seguro que alguien de los que nos rodea está en esta situación y necesita de nosotros esa mirada, esas palabras a tiempo, esa compasión…
Pero también debemos reconoces a nuestro alrededor a aquellos que nos allanan a nosotros el camino, aquellos que nos lo hacen más sencillo, más llevadero. Unos pasarán brevemente por nuestro lado y otros se quedarán con nosotros durante mucho tiempo, pero sea el tiempo que sea, que sepamos verlos y reconocerlos y ser felices a su lado.
Que así sea!!
 ¿Qué Celebramos?

En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar.
Preparad sus caminos, porque ya se acerca.
Adornad vuestra alma
como una novia se engalana el día de su boda.
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la luz
Cuando encendemos estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes.
¡Ven, Señor, a salvarnos,
envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!

domingo, 4 de diciembre de 2011

Domingo II Adviento (B) (04/12/11)

Prepara el camino y camina
La Palabra
Is 40, 1-5. 9-11 // Sal 84, 9-14 // 2Pe 3, 8-14
Comienza la Buena Noticia de Jesucristo. [Hijo de Dios.] Tal como está escrito en la profecía de Isaías: Mira, envío por delante a mi mensajero para que te prepare el camino. Una voz clama en el desierto: Preparad el camino al Señor, allanad sus senderos. Así se presentó Juan en el desierto, bautizando y predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón de los pecados. Toda la población de Judea y de Jerusalén acudía a él, y se hacía bautizar por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un manto hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero en la cintura, y comía saltamontes y miel silvestre. Y predicaba así: ---Detrás de mí viene uno con más autoridad que yo, y yo no tengo derecho a agacharme para soltarle la correa de sus sandalias. Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.
Mc 1, 1-8
El Comentario

Comienza la Buena Noticia…
Con estas palabras comienza el Evangelio de Marcos. No son malas estas palabras, que deberíamos recordarlas más a menudo, que hace mas de dos mil años se nos anunció la Buena Noticia. Parece que vivimos en el mundo, pero que nada bueno sucede, que no hay razones por las que vivir, que la alegría es para otros, que… vivimos en un mundo lleno de desesperanza, de frustraciones, de fracasos, de…
Está claro que para todos nosotros cada día debe comenzar la Buena Noticia, y es bueno, no solo que nos lo recuerden, sino que nosotros seamos capaces de recordar cada día que hay una Buena Noticia, y que esta está dirigida a todos y a cada uno de nosotros, que aunque parezca que todo está mal, que no nos sale nada bien, que no damos una, que… que hay una Buena Noticia, que en algún lugar hay alguien esperándonos, alguien que nos apoyará incondicionalmente, que se preocupa de si estamos bien o mal, de nuestros problemas diarios… en definitiva, alguien que nos ama incondicionalmente.
Nadie dice que sea sencillo encontrar a esa persona, ni que la búsqueda no sea complicada, ojalá fuera una tarea sencilla, pero no lo es.
Afortunado es aquél que en este mundo la encuentra, o es capaz de ver en el otro a esta persona, y más afortunado es si tiene la suerte de vivir con el los días que le resten de su vida, pero también debemos descubrir que Jesús forma parte también de nuestra vida, que cuando parece que nadie camina con nosotros Él si lo está haciendo, que se pone siempre de nuestro lado, aunque debamos encontrarlo en lo más profundo de nuestro ser o en las personas que pasan sin darnos cuenta a nuestro lado.
Ponte en camino, o mejor en movimiento y descubre donde ver su rostro.
Que seas feliz con la Buena Noticia.
¿Qué Celebramos?
Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel.
Nosotros, como un símbolo,
encendemos estas dos velas.
El viejo tronco está rebrotando, florece el desierto.
La humanidad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, 
para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón
encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor. Ven, Salvador!
Día del Minusválido (3 de Diciembre)


domingo, 27 de noviembre de 2011

Domingo I Adviento (B) (27/11/11)

Despertad, estad en vela
La Palabra
Is 63,16b-17; 64,1.3b-8 // Sal 79 // 1Cor 1, 3-9
¡Atención, estad despiertos, porque no conocéis el día ni la hora! Será como un hombre que se va de su casa y se la encarga a sus criados, distribuye las tareas, y al portero le encarga que vigile. Así pues, velad que no sabéis cuándo va a llegar el amo de casa, si al anochecer o a medianoche o al canto del gallo o de mañana; que, al llegar de repente, no os sorprenda dormidos.Lo que os digo a vosotros se lo digo a todos: ¡Velad!
(Mc 13, 33-37)

El Comentario

Velad…
Un año ha terminado y otro comienza. Es tiempo de espera, de preparar caminos, de pararse a pensar y reflexionar sobre lo que ha de venir.
Comienza un año, hemos de preparar la venida de Jesús, pero para ello debemos prepararnos nosotros para afrontar esa venida, para estar atentos a lo que nos quiere decir y sobre todo a lo que nos quiere proponer.
Vendrá a ofrecernos un nuevo discurso, un discurso rompedor, dirá que los últimos son los primeros y viceversa, cambiará los esquemas, y afirmará que es mucho mejor dar que recibir.
El problema no está en el mensaje, que ya lo hemos oído un montón de veces, sino en nosotros que no lo queremos escuchar.
Es tiempo de cambiar, de pararse, de saber escuchar, de dejar a Jesús que hable a nuestro corazón. Que sea Él el que nos muestre el camino que nos tiene preparado y seguirlo.
No, no es fácil en este mundo lleno de ruidos pararse a escuchar y sobre todo a hacer caso a lo que nos dice el corazón.
Es tiempo de cambiar, hay que velar, porque en cualquier momento la chispa puede surgir y debemos estar atentos para poder seguir lo que el corazón nos dicte.
Así que ánimo y a prepararse!!!.
 ¿Qué Celebramos?
Encendemos,  Señor, esta luz,
como aquél que enciende su lámpara
para salir, en la noche,
al encuentro del amigo que viene.
En esta primera semana de Adviento
queremos levantarnos para esperarte preparados,
para recibirte con alegría.
Muchas sombras nos envuelven.
Muchos halagos nos adormecen.
Queremos estar despiertos y vigilantes,
porque tú nos traes la luz más clara,
la paz más profunda y la alegría más verdadera.
¡Ven, Señor Jesús. Ven, Señor Jesús!

domingo, 20 de noviembre de 2011

Domingo XXXIV Ordinario A (20/11/11)

Lo que das al que sufre se lo das a Jesús
La Palabra
Ez 34,11-12.15-17 // Sal 22 // 1Cor 15,20-26ª.28
Cuando el Hijo del Hombre llegue con majestad, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y ante él comparecerán todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Colocará a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de la derecha: Venid, benditos de mi Padre, a heredar el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era inmigrante y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, estaba enfermo y me visitasteis, estaba encarcelado y vinisteis a verme. Los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber, inmigrante y te recibimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y fuimos a visitarte? El rey les contestará: Os aseguro que lo que hayáis hecho a uno solo de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis. Después dirá a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, era inmigrante y no me acogisteis, estaba desnudo y no me vestisteis, estaba enfermo y encarcelado y no me visitasteis. Ellos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, inmigrante o desnudo, enfermo o encarcelado y no te socorrimos? Él responderá: Os aseguro que lo que no hicisteis a uno de estos más pequeños no me lo hicisteis a mí. Éstos irán al castigo perpetuo y los justos a la vida eterna.
(Mt 25, 31-46)
El Comentario

“Venid..”
Jesús nos hace una llamada a acudir al reino preparado por su Padre para todos nosotros. Todos estamos llamados a él, no hay excepciones.
Su propuesta es universal, es decir, para todo aquél que esté dispuesto a ello. Él no nos obligará a aceptar su ofrecimiento, sino que nos da libertad para tomar nuestras propias decisiones, aunque tendremos que ser consecuentes con ellas, eso está claro.
Bien, todo esto está muy bien y suena muy bonito, pero…
Ese es el problema, el pero. El evangelio no termina con la llamada, sino que después de ofrecernos su reino nos pone la condición para entrar.
Y, cuál es esa condición, pues es fácil , que hagamos presente hoy su reino aquí y ahora.
Vale, que eso no es sencillo, ni “moco de pavo”, vamos que cómo vamos a hacer eso nosotros con los pocos medios que tenemos.
Dios no nos pide nunca imposibles, así que si lo piensas un poco más te darás cuenta que no te está pidiendo que seas un héroe, o un mártir, o… lo único que te está pidiendo es que lo intentes, que cada vez que veas a alguien que lo necesita, que te necesita, no apartes la cara o tu mano o… tienes un montón de propuestas en su evangelio, así que busca una.
Sí, lo sé, es más sencillo decirlo que hacerlo, no es una cosa que hagamos todos los días, tampoco nos pide que lo hagamos siempre, pero sí cuando esté en nuestras manos.
Así que no nos va a quedar más remedio que intentarlo, pero de verdad, no solo… lo intenté, pero es que no llegué.
¿Qué Celebramos?

Venga tu Reino
Padre nuestro que estás y reinas en el cielo,
que estás también y quieres reinar en la tierra;
ayúdanos a ser y vivir como herman@s.
Que tu nombre sea bendito, santificado, respetado;
que tod@s te conozcan,
y que nosotr@s te demos a conocer en nuestra vida.
Que venga tu Reino:
que venga la justicia, la solidaridad, la paz;
que nadie muera de hambre, ni de sed, ni de odio;
que nadie sea explotad@, oprimid@,
que nadie sea excluid@, marginad@, discriminad@.
Que venga tu Reino, tu Espíritu,
y se adueñe de nuestros corazones
y empiece en ellos a reinar con fuerza,
para que nos empeñemos ya en hacer tu voluntad
en la tierra, como se hace en el cielo;
para que anticipemos ya en el suelo
el reino de solidaridad que hay en el cielo. AMÉN


domingo, 13 de noviembre de 2011

Domingo XXXIII Ordinario A (13/11/11)


No importa tu capacidad sino lo que te dejes llenar.
La Palabra
Prov 31,10-13.19-20.30-31 // Sal 127 // 1Tes 5,1-6
Es como un hombre que partía al extranjero; antes llamó a sus criados y les encomendó sus posesiones. A uno le dio cinco bolsas de oro, a otro dos, a otro una; a cada uno según su capacidad. Y se marchó.
Inmediatamente el que había recibido cinco bolsas de oro negoció con ellas y ganó otras cinco. Lo mismo el que había recibido dos bolsas de oro, ganó otras dos. El que había recibido una bolsa de oro fue, hizo un hoyo en tierra y escondió el dinero de su amo.
Pasado mucho tiempo se presentó el amo de aquellos criados para pedirles cuentas. Se acercó el que había recibido cinco bolsas de oro y le presentó otras cinco diciendo: Señor, me diste cinco bolsas de oro; mira, he ganado otras cinco. Su amo le dijo: Muy bien, siervo honrado y cumplidor; has sido fiel en lo poco, te pongo al frente de lo importante. Entra en la fiesta de tu amo. Se acercó el que había recibido dos bolsas de oro y dijo: Señor, me diste dos bolsas de oro; mira, he ganado otras dos. Su amo le dijo: Muy bien, siervo honrado y cumplidor; has sido fiel en lo poco, te pondré al frente de lo importante. Entra en la fiesta de tu amo. Se acercó también el que había recibido una bolsa de oro y dijo: Señor, sabía que eres exigente, que cosechas donde no has sembrado y reúnes donde no has esparcido. Como tenía miedo, enterré tu bolsa de oro; aquí tienes lo tuyo. Su amo le respondió: Siervo indigno y holgazán, puesto que sabías que cosecho donde no sembré y reúno donde no esparcí, tenías que haber depositado el dinero en un banco para que, al venir yo, lo retirase con los intereses. Quitadle la bolsa de oro y dádsela al que tiene diez.
Pues al que tiene se le dará y le sobrará, y al que no tiene se le quitará aun lo que tiene. Al criado inútil expulsadlo a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
(Mt 25, 14-30)
El Comentario

“les encomendó…”
Esta es la cuestión principal, ¿qué es  lo que nos han encomendado?.
Realmente hemos sido llamados a trabajar en este mundo en el que nos ha tocado vivir y a cada uno se nos han entregado unos talentos (valores, capacidades, habilidades….) y debemos ponerlos a trabajar. El problema primero consiste en saber que se nos ha entregado. No todos servimos para lo mismo, ni vamos a hacer las mismas tareas, sino que a cada uno se nos pedirá algo. Esta es la primera tarea que debemos hacer.
La segunda es poner nuestros talentos a funcionar al servicio de los demás. No, no se trata de ponerlos a trabajar para conseguir más dinero, más medios, más recursos, sino de que lo que se nos entregó lo pongamos al servicio del Reino. Al servicio de aquellos que lo necesitan, nuestros hermanos, para que, a través de ellos, se multipliquen.
Cuando nosotros hacemos algo por los que lo necesitan realmente estamos construyendo un mundo más justo, más igual para todos. Y, aunque a todos se nos pedirán cuentas, el Señor será, sin duda, más exigente con aquellos a los que más se les entregó, ya que al tener más medios, pueden realizar más labores.
Así pues, pongámonos manos a la obra.
¿Qué Celebramos?
Día de la Iglesia Diocesana

Está claro que la misión de la Iglesia es el Anuncio del Evangelio a todos los hombres.
Para llevarlo a término es necesario ayudarla y apoyarla no sólo con nuestro trabajo, sino también, económicamente.
Con estos recursos la Iglesia hace posible, no sólo el anuncio estrictamente hablando, sino también a través de las obras (sociales, educativas, asistenciales…).
En España hay 69 diócesis y unas 22.000 parroquias, además de Conventos, Universidades, Colegios, Hospitales…
La Iglesia lleva a cabo no solo la atención religiosa (Bautismos, Matrimonios, Misas…), también desarrolla una labor con los niños, inmigrantes, gente con necesidades especiales, huérfanos, ancianos y esto lo desarrolla en hospitales,  casas de ancianos, orfanatos, guarderías, centros especiales de educación, de caridad y sociales, y no sólo en España, sino también en las misiones.
Así que si ella es capaz de dar tanto, ¿tú no lo vas a ser?

domingo, 6 de noviembre de 2011

Domingo XXXII Ordinario A (06/11/11)

Sin tu aceite ni funcionamos ni iluminamos
La Palabra
Sb 6,12-16 // Sal 62 // 1Tes 4,13-17
Entonces el reinado de Dios será como diez muchachas que salieron con sus candiles a recibir al novio. Cinco eran necias y cinco prudentes. Las necias tomaron sus candiles pero no llevaron aceite. Las prudentes llevaban frascos de aceite con sus candiles. Como el novio tardaba, les entró el sueño y se durmieron. A media noche se oyó un clamor: ¡Aquí está el novio, salid a recibirlo! Todas las muchachas se despertaron y se pusieron a preparar sus candiles. Las necias pidieron a las prudentes: Dadnos algo de vuestro aceite porque se nos apagan los candiles. Contestaron las prudentes: A ver si no basta para todas; es mejor que vayáis a comprarlo a la tienda. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio. Las que estaban preparadas entraron con él en la sala de bodas y la puerta se cerró. Más tarde llegaron las otras muchachas diciendo: Señor, Señor, ábrenos. Él respondió: Os aseguro que no os conozco. Por tanto, vigilad, porque no conocéis ni el día ni la hora.

Mt 25,1-13
El Comentario
“Vigilad”
Hoy podríamos hablar de estar preparados, de tenerlo todo apunto, de ser sensatos o necios de… pero hoy quiero hablar de vigilar. Es cierto que no  sabemos cuál será el día y la hora en la que seremos llamados a rendir cuentas de nuestros actos y por lo tanto, deberíamos estar cada día preparados para asumirlo.
Debemos pues vigilar cuales son nuestros actos y nuestras respuestas ante los demás. Vivimos en un mundo cambiante, en el que cada día nos enfrentamos a un nuevo desafío, pero debemos ser valientes y afrontar cada día ese nuevo reto al  que nos  enfrentamos (mi relación con el mundo y con los demás).
Debemos vigilar, no solo por nosotros, sino también cuáles son  las necesidades de los que nos rodean, cómo podemos hacerles la vida un  poco más sencilla, más llevadera. Nuestra misión en el mundo es una, anunciar la buena noticia. Nosotros debemos ser, no sólo portadores de esa bueno noticia sino también esa buena noticia. Nuestra sola presencia debe ser eso, una buena noticia para el que nos acoge, el que nos recibe. Nuestra actitud ante la vida no debe ser un simple pasar por ella, sino vivirla, y que aquellos que nos rodean sean capaces de sentir que esa alegría con la que nosotros la vivimos también les llega a ellos.
Vigilar pues, que no estemos tristes para los demás, que no somos una pesada carga, que… Lo reconozco, no es una tarea sencilla levantarse cada día por la mañana y decidir que  hoy, sin duda es un  gran día, que todo nos va a sonreír, que tenemos una  nueva oportunidad para hacer felices a los demás. No es necesario marcarse una gran meta, sino una pequeña y sencilla, sería suficiente sin nos fuésemos a la cama habiendo hecho feliz a una sola persona (familiares, amigos, conocidos e incluso a alguien a quien ni tan siquiera conocemos).
Vive la vida, que no sea ella la que te viva a ti.
¿Qué Celebramos?

Una vez nos han terminado de leer el Evangelio, el lector dice “¡Palabra del Señor!”, a lo que respondemos “¡Gloria a ti, Señor Jesús!”, con estas palabras damos a entender que realmente lo que acabamos de escuchar atentamente es la Palabra de Dios, que en verdad el Evangelio iba dirigido a nosotros, a cada uno de nosotros en particular. Es como si el mismo Jesús fuera el que en este momento nos lo está contando. Y nosotros quedamos admirados ante sus palabras.

En algunos lugares el sacerdote añade las siguientes palabras, aunque lo normal es que las pronuncie en secreto, no siempre es así, depende del sacerdote,  “Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados”, en referencia a que la lectura del Evangelio también borra nuestros pecados, aunque lo normal es acudir al Sacramento de la Reconciliación.


domingo, 30 de octubre de 2011

Domingo XXXI Ordinario A (30/10/11)


No busquemos en lo alto a quien está en los pequeños

La Palabra
Mal 1,14b-2,2b.8-10 // Sal 130 // 1 Tes 2,7b-9.13
Entonces Jesús, dirigiéndose a la multitud y a sus discípulos, dijo: ---En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos. Lo que os digan ponedlo por obra, pero no los imitéis; pues dicen y no hacen. Lían fardos pesados, [difíciles de llevar,] y se los cargan en la espalda a la gente, mientras ellos se niegan a moverlos con el dedo. Todo lo hacen para exhibirse ante la gente: llevan cintas anchas y borlas llamativas en sus mantos. Les gusta ocupar los primeros puestos en las comidas y los primeros asientos en las sinagogas; que los salude la gente por la calle y los llamen maestros. Vosotros no os hagáis llamar maestros, pues uno solo es vuestro maestro, mientras que todos vosotros sois hermanos. En la tierra a nadie llaméis padre, pues uno solo es vuestro Padre, el del cielo. Ni os llaméis instructores, pues vuestro instructor es uno sólo, el Mesías.  
(Mt 23, 1-10)
El Comentario

“Todos vosotros sois hermanos”
Esta es la clave. Es muy sencillo ordenar,  mandar, indicar a los demás lo que debemos hacer,  o más bien lo que queremos que ellos hagan, pero, ¿somos nosotros capaces de hacerlo?
Cuántas veces hemos dicho a los demás hasta donde deben llegar o lo que tienen que estudiar o… es sencillo, pero hemos de ponernos nosotros en su lugar y saber, lo primero, si nosotros seríamos capaces de llevarlo a cabo.
Esto no es solo así, también debemos tener en cuenta las capacidades del otro, en que es bueno y en que no lo es tanto y ayudarle a sacar esos valores a flote.
En definitiva, todos somos hermanos, y por tanto iguales, no hay unos mejores o peores que otros, la única diferencia es que a unos se nos has dado unos “talentos” y  a nuestros hermanos unos distintos. Ahora se trata de que entre todos seamos capaces de ponerlos en funcionamiento para que sumados los dos seamos más que la mera suma aritmética.
Sólo una cosa más, y es que si somos nosotros esos a los que nos ayudan, no caigamos en la tentación de convertirnos en los que cargan a los demás con cargas pesadas que no seamos también capaces de llevar. Tratemos de ayudarnos pues todos en el momento en que lo necesitamos.


¿Qué Celebramos?

La lectura del Evangelio es un momento de gran solemnidad y gravedad. El lector es lo único que se oye en la iglesia, todo el mundo está pendiente de él, de sus palabras, de la Palabra de Dios de la que todos somos partícipes.
El lector ha de ser consciente que solamente él es el que tiene el texto delante y debe por tanto transmitirnos el mensaje, así pues deberá leerlo con la mayor claridad posible para que todos lo entendamos, con la mejor de las pronunciaciones y entonaciones, en función de lo que se esté leyendo o diciendo, pero sin caer en la teatralidad.
El lector ha de tener en cuenta también que las lecturas en muchos casos son diálogos y que deberá tener en cuenta quien es el que está hablando en cada momento. Dando a cada uno su entonación más adecuada y teniendo en cuenta, en último extremo, que Jesús es el Hijo de Dios, y que hablaba con autoridad, por lo que se utilizará un tono adecuado para mostrar esa autoridad.

domingo, 23 de octubre de 2011

Domingo XXX Ordinario A (23/10/11)

Amarás a Dios y a tus hermanos
La Palabra
Ex 22,20-26 // Sal 17,2-4.47-51 // 1Tes 1,5c-10
Al enterarse los fariseos de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron alrededor de él; y uno de ellos, [doctor en la ley] le preguntó maliciosamente: ---Maestro, ¿cuál es el precepto más importante en la ley? Le respondió: ---Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el precepto más importante; pero el segundo es equivalente: Amarás al prójimo como a ti mismo. Estos dos preceptos sustentan la ley entera y los profetas.
(Mt 22, 32-40)
La Reflexión
Amarás al prójimo como a ti mismo.
¿Cuántas veces lo hemos oído?, sin duda  un montón de ellas, pero, ¿cuántas veces lo hemos llevado a cabo? Seguramente, pocas.
Me explico, lo que se nos propone es amar al prójimo como a uno mismo, pero, ¿cuánto nos amamos?
En esta sociedad en la que vivimos, estamos siempre ocupados, siempre haciendo cosas,  siempre en movimiento, pero realmente, qué sentimos por nosotros, cuánto nos queremos, somos felices….
Estamos rodeados de posibilidades, de opciones por comprar, todo es posible, pero cómo somos nosotros.
Quizás si nos paramos a pensar nos daremos cuenta que vivimos rodeados de cosas, pero ¿nos sentimos amados realmente? ¿Quién me quiere?
Para poder entender lo que se nos pide es posible que necesitemos pararnos y descubrir cuales son esas cosas que nos sobran y si quitamos todo eso, qué nos queda. Solamente el amor, el amor desinteresado que nos ofrece el que nos ama como a él mismo, como lo que somos, no como uno más, sino como alguien muy especial, tanto como el que nos ama.
Sin duda el mejor ejemplo de ese amor desinteresado fue Jesús, que fue capaz de morir por sus amigos.
Y nosotros, ¿cómo amamos?, ¿cómo somos amados?, ¿simplemente cumplimos con la ley?
¿Qué Celebramos?

En celebraciones solemnes se utiliza el incensario para  incensar el Evangeliario. La interpretación más común ve en el incienso el reconocimiento de la divinidad de Jesús. El incienso se volatiliza y sube  al cielo y a la vez impregna todo el ambiente con su suave olor, elevándonos a Dios. Nos lleva la mente a navegar por ese mundo de entrega de Jesús al Padre por nosotros y de todas nuestras entregas unidas a la de Cristo.
Al incensar el leccionario tratamos de hacernos conscientes de la presencia de Jesús por medio de la palabra, de tal forma que podríamos decir que estamos incensando al propio Cristo hecho palabra por y para nosotros.
DOMUND
 El lema de la Jornada, “Así os envío yo”, debe sonar en nuestros oídos de una forma personal: el Señor nos envía, a nosotros y a nuestra comunidad cristiana, a ser en medio del mundo los testigos luminosos que, por el amor cristiano, den testimonio de Dios. Es un camino en el que existe la tentación de optar por lo fácil (abandonar la misión, caer en la rutina, no implicarse a fondo, etc.). Solo la llamada de Dios hace siempre nueva la misión, el escuchar el envío de sus labios. Jesús renueva su confianza cada día y cada día es nueva la llamada y el envío.
Un cristiano y una comunidad cristiana que viven así son misioneras, pues tienen el impulso del Espíritu para actualizar su amor y poder plasmarlo en palabras y hechos, como desea el Papa: “Que la Jornada Mundial de las Misiones reavive en cada uno el deseo y la alegría de «ir» al encuentro de la humanidad llevando a todos a Cristo”
Obras Misionales Pontificias

domingo, 16 de octubre de 2011

Domingo XXIX Ordinario A (16/10/11)

La Palabra
Is 45,1.4-6 // Sal 95 // 1Tes 1,1-5b

Entonces los fariseos se reunieron para buscar un modo de enredarlo con sus palabras. Le enviaron algunos discípulos suyos acompañados de herodianos, que le dijeron: ---Maestro, nos consta que eres sincero, que enseñas con fidelidad el camino de Dios y que no te fijas en la condición de las personas porque eres imparcial. Dinos tu opinión: ¿es lícito pagar tributo al césar o no? Jesús, adivinando su mala intención, les dijo: ---¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Le presentaron un denario. Y él les dijo: ---¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Contestaron: ---Del césar. Entonces les dijo: ---Pues, dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.
(Mt 22, 15-21)

domingo, 9 de octubre de 2011

Domingo XXVIII Ordinario A (09/10/11)

La  Palabra
Is 25,6-10a // Sal 22 // Flp 4,12-14.19-20

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
--El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda". Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.
(Mt 22, 11-14)

domingo, 2 de octubre de 2011

Domingo XXVII Ordinario A (02/10/11)

La Palabra
Is 5,1-7 // Sal 79 // Flp 4,6-9

Escuchad otra parábola: Un hacendado plantó una viña, la rodeó con una tapia, cavó un lagar y construyó una torre; después la arrendó a unos viñadores y se marchó. Cuando llegó la vendimia, mandó a sus criados para recoger de los viñadores el fruto que le correspondía. Pero los viñadores agarraron a los criados y a uno lo golpearon, a otro lo mataron, y al tercero lo apedrearon. Después envió otros criados, más numerosos que los primeros, y los trataron de igual modo. Finalmente les envió a su hijo, pensando que respetarían a su hijo. Pero los viñadores, al ver al hijo, comentaron: Es el heredero. Lo matamos y nos quedamos con la herencia. Agarrándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿cómo tratará a aquellos viñadores? Le respondieron: ---Acabará con aquellos malvados y arrendará la viña a otros viñadores que le entreguen su fruto a su debido tiempo. Jesús les dijo: ---¿No habéis leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular; es el Señor quien lo ha hecho y nos parece un milagro? Por eso os digo que a vosotros os quitarán el reino de Dios y se lo darán a un pueblo que produzca sus frutos.

(Mt 21,33-43)

domingo, 25 de septiembre de 2011

Domingo XXVI Ordinario A (25/09/11)

La Palabra
Ez 18,25-28 // Sal 24 // Flp 2,1-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: --¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña". Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre? Contestaron: -- El primero. Jesús les dijo: -- Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.
Mt 21, 28-32