Jesús
viene a reparar nuestras averías
La Palabra
Sam 12, 7-10. 13 // Sal 31,
1-2. 5. 7. 11 // Gal 2, 16. 19-21
Un fariseo lo invitó a comer. Jesús entró en casa
del fariseo y se sentó a la mesa. En esto, una mujer, pecadora pública,
enterada de que estaba a la mesa en casa del fariseo, acudió con un frasco de
perfume de mirra, se colocó detrás, a sus pies, y llorando se puso a bañarle
los pies en lágrimas y a secárselos con el cabello; le besaba los pies y se los
ungía con la mirra. Al verlo, el fariseo que lo había invitado, pensó: Si éste
fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer lo está tocando: una pecadora.
Jesús tomó la palabra y le dijo: ---Simón, tengo algo que decirte. Contestó:
---Dilo, maestro. Le dijo: ---Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía
quinientas monedas y otro cincuenta. Como no podían pagar, les perdonó a los
dos la deuda. ¿Quién de los dos le tendrá más afecto? Contestó Simón: ---Supongo
que aquél a quien más le perdonó. Le replicó: ---Has juzgado correctamente. Y
volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ---¿Ves esta mujer? Cuando entré en
tu casa, no me diste agua para lavarme los pies; ella me los ha bañado en
lágrimas y los ha secado con su cabello. Tú no me diste el beso de saludo;
desde que entré, ella no ha cesado de besarme los pies. Tú no me ungiste la
cabeza con perfume; ella me ha ungido los pies con mirra. Por eso te digo que
se le han perdonado numerosos pecados, ya que siente tanto afecto. Que al que
se le perdona poco, poco afecto siente. Y a ella le dijo: ---Tus pecados te son
perdonados. Los invitados empezaron a decirse entre sí: ---¿Quién es éste que
hasta perdona pecados? Él dijo a la mujer: ---Tu fe te ha salvado. Vete en paz.
A continuación fue recorriendo ciudades y aldeas
proclamando la Buena Noticia del reinado de Dios. Lo acompañaban los Doce y
algunas mujeres que había sanado de espíritus inmundos y de enfermedades: María
Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa,
mayordomo de Herodes; Susana y otras muchas, que los atendían con sus bienes.
Lc
7, 36-8, 3
A cada día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)
Memoria de Pablo VI ( Diario de León - 15/06/2013 )