Jesús es tentado
La Palabra
Dt 26,4-10 // Sal 90 // Rm 10,8-13
Jesús,
lleno de Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu
al desierto, durante cuarenta días, mientras el Diablo lo ponía a prueba. En
ese tiempo no comió nada, y al final sintió hambre. El Diablo le dijo: ---Si
eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Le respondió
Jesús: ---Está escrito: No sólo de pan vive el hombre. Después lo llevó a una
cima y le mostró en un instante todos los reinos del mundo. El Diablo le dijo:
---Te daré todo ese poder y su gloria, porque a mí me lo han dado y lo doy a
quien quiero. Por tanto, si te postras ante mí, todo será tuyo. Le replicó
Jesús: ---Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto.
Entonces lo condujo a Jerusalén, lo colocó en el alero del templo y le dijo:
---Si eres Hijo de Dios, tírate abajo desde aquí, porque está escrito: Ha dado
órdenes a sus ángeles para que te guarden y te llevarán en sus palmas, para que
tu pie no tropiece en la piedra. Le respondió Jesús: ---Está dicho: No pondrás
a prueba al Señor, tu Dios. Concluida la prueba, el Diablo se alejó de él hasta
otra ocasión.
(Lc 4,1-13)
El Comentario
El
Diablo se alejó de él hasta otra ocasión.
Aunque
suene o parezca muy fuerte, todos los días somos puestos a prueba, todos, sin
faltar un solo día el Diablo viene a tentarnos, a buscar un resquicio por el
que colarse en nosotros.
Por desgracia, muchos son los días que lo
consigue. Y no porque no pongamos los medios para hacerle frente. No somos
superhombres que en la lucha contra el mal tengamos siempre las de ganar.
Las
tentaciones son muchas, y no sólo me refiero a las materiales, las tentaciones
pueden ser muy variadas: ansias de poder y de poseer lo de los demás, pasar por
encima de todo y de todos, no valorar a los demás en su justa medida,
hacer lo que nos da la gana…
Lo
cierto es que nuestra fe nos exige dos cosas, en apariencia sencilla, amar a
Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Sin embargo es
tan difícil de conseguir. Nos amparamos en “si lo tiene … porqué yo voy a ser
menos”, “si lo hacen los demás, porqué va a estar mal” y cosas similares.
No
somos conscientes de que no todo lo que está bien visto en la sociedad es lo
que Dios nos pide, ni tiene que ser bueno para nosotros.
Dios
no nos pide imposible, Él solo busca lo mejor para nosotros y esto no siempre
pasa por lo más sencillo o lo más cómodo, en ocasiones requiere pequeños
sacrificios, pero nos da tanto coraje, pereza, rebeldía…. Qué difícil
alcanzarlo.
Nadie
dice que sea un camino sencillo, como tampoco se nos pide que no podamos caer
en la tentación. Pero contamos con una herramienta que Jesús y su esposa, la
Iglesia, pone en nuestras manos, el Perdón. Conscientes de que no siempre
podemos aguantar con nuestra carga, tenemos la oportunidad de arrepentirnos
cada día y volver a levantarnos para caminar nuevamente libres y ligeros de
equipajes. Aunque hace falta ser un poco valiente para poder liberarnos de esta
carga.
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