Jesús nos
cuida y espera nuestros frutos
La Palabra
Éx.
3, 1-8a. 13-15 // Sal 102
// 1Cor, 10, 1-6. 10-12
En aquella ocasión se
presentaron algunos a informarle acerca de unos galileos cuya sangre había
mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Él contestó: ---¿Pensáis que
aquellos galileos, dado que sufrieron aquello, eran más pecadores que los demás
galileos? Os digo que no; pero si no os arrepentís, acabaréis como ellos. O
aquellos dieciocho sobre los cuales se derrumbó la torre de Siloé y los mató,
¿pensáis que eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? Os
digo que no; pero si no os arrepentís acabaréis como ellos. Y les propuso la
siguiente parábola: ---Un hombre tenía una higuera plantada en su huerto. Fue a
buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo al hortelano: ---Llevo tres años
viniendo a buscar fruta en esta higuera y no la hallo. Córtala, que encima está
esquilmando el terreno. Él le contestó: ---Señor, déjala todavía este año;
cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto. Si no, la cortas el año que
viene.
(Lc 13, 1-9)
El Comentario
Pensáis que…? Os digo…
Al ver este evangelio se me va la cabeza a la
comparación con una pareja, o un matrimonio.
Estoy convencido de que en los casos en los que
una relación no funciona o fracasa es porque, pensáis que…? Seguro que pensamos
que el otro está bien, que no necesita nada, que tiene todas sus necesidades
cubiertas, que es feliz porque le doy todo aquello que me pide o necesita,
porque tiene el mejor piso, ordenador, coche…
Os digo… todo esto está muy bien, y no digo que no
sea necesario, pero no es suficiente.
U día alguien vendrá y os preguntará si la
relación da frutos o por el contrario no da nada de nada, Dios os preguntaría
que si la higuera da frutos o por el contrario es algo muerto que no sirve nada
más que para arrancarla para que deje el terreno para otros árboles que sí den
su fruto.
La relación ha de ser como la del viñador con la
higuera, es decir, la relación sería la higuera, en la que ambas partes serían
el viñador. Si ambos se preocupan de abonarla, podarla cuidarla, mimarla, es
posible que un año no de su fruto, pero seguirán intentándolo, porque ponen de
su parte.
El problema surge cuando alguien piensa que
simplemente con plantarla y esperar a que de sus frutos es suficiente.
Habéis visto lo que sucede con una planta que se
queda en casa y no se riega? Si, se seca. Pues lo mismo puede pasar con una
relación, que si no se riega y se cuida termina secándose.
Lo mismo nos ocurre con la fe. Nosotros somos los
viñadores que debemos cuidar la higuera (la fe), regarla cada día con la
Palabra, alimentarla con el abono de la Eucaristía y dejar que esta se expanda
y de sus frutos a los demás (la caridad), porque si un árbol da su fruto, pero
este no aprovecha a nadie, para qué sirve el árbol?
Un día vendrá Jesús, el dueño de la viña a
pedirnos las cuentas por el árbol y ese día tendremos que explicar lo sucedido
con él, si ha dado sus frutos y cómo han sido aprovechados estos para extender
las semillas por el Reino.
Riega siempre con Amor!!!
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