domingo, 3 de marzo de 2013

III Domingo Cuaresma C (03/03/2013)


Jesús nos cuida y espera nuestros frutos

La Palabra

Éx. 3, 1-8a. 13-15  //  Sal 102  //  1Cor, 10, 1-6. 10-12
En aquella ocasión se presentaron algunos a informarle acerca de unos galileos cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Él contestó: ---¿Pensáis que aquellos galileos, dado que sufrieron aquello, eran más pecadores que los demás galileos? Os digo que no; pero si no os arrepentís, acabaréis como ellos. O aquellos dieciocho sobre los cuales se derrumbó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que el resto de los habitantes de Jerusalén? Os digo que no; pero si no os arrepentís acabaréis como ellos. Y les propuso la siguiente parábola: ---Un hombre tenía una higuera plantada en su huerto. Fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo al hortelano: ---Llevo tres años viniendo a buscar fruta en esta higuera y no la hallo. Córtala, que encima está esquilmando el terreno. Él le contestó: ---Señor, déjala todavía este año; cavaré alrededor y la abonaré, a ver si da fruto. Si no, la cortas el año que viene.
(Lc 13, 1-9)

El Comentario

Pensáis que…? Os digo…
Al ver este evangelio se me va la cabeza a la comparación con una pareja, o un matrimonio.
Estoy convencido de que en los casos en los que una relación no funciona o fracasa es porque, pensáis que…? Seguro que pensamos que el otro está bien, que no necesita nada, que tiene todas sus necesidades cubiertas, que es feliz porque le doy todo aquello que me pide o necesita, porque tiene el mejor piso, ordenador, coche…
Os digo… todo esto está muy bien, y no digo que no sea necesario, pero no es suficiente.
U día alguien vendrá y os preguntará si la relación da frutos o por el contrario no da nada de nada, Dios os preguntaría que si la higuera da frutos o por el contrario es algo muerto que no sirve nada más que para arrancarla para que deje el terreno para otros árboles que sí den su fruto.
La relación ha de ser como la del viñador con la higuera, es decir, la relación sería la higuera, en la que ambas partes serían el viñador. Si ambos se preocupan de abonarla, podarla cuidarla, mimarla, es posible que un año no de su fruto, pero seguirán intentándolo, porque ponen de su parte.
El problema surge cuando alguien piensa que simplemente con plantarla y esperar a que de sus frutos es suficiente.
Habéis visto lo que sucede con una planta que se queda en casa y no se riega? Si, se seca. Pues lo mismo puede pasar con una relación, que si no se riega y se cuida termina secándose.
Lo mismo nos ocurre con la fe. Nosotros somos los viñadores que debemos cuidar la higuera (la fe), regarla cada día con la Palabra, alimentarla con el abono de la Eucaristía y dejar que esta se expanda y de sus frutos a los demás (la caridad), porque si un árbol da su fruto, pero este no aprovecha a nadie, para qué sirve el árbol?
Un día vendrá Jesús, el dueño de la viña a pedirnos las cuentas por el árbol y ese día tendremos que explicar lo sucedido con él, si ha dado sus frutos y cómo han sido aprovechados estos para extender las semillas por el Reino.
Riega siempre con Amor!!!

La Cuaresma: un viaje inesperado… contigo


A Cada Día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)

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