domingo, 24 de febrero de 2013

II Domingo Cuaresma C (24/02/2013)


Es mi hijo, hijo de Dios

La Palabra

Gen 15, 5-12.17-18  //  Sal 26  //  Filp 3,17-4,1
Ocho días después de estos discursos, tomó a Pedro, Juan y Santiago y subió a una montaña a orar. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestidos resplandecían de blancura. De pronto dos hombres hablaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecieron gloriosos y comentaban la partida de Jesús que se iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Cuando éstos se retiraron, dijo Pedro a Jesús: ---Maestro, ¡qué bien se está aquí! Armemos tres tiendas: una para ti, una para Moisés y una para Elías --no sabía lo que decía--. Apenas lo dijo, vino una nube que les hizo sombra. Al entrar en la nube, se asustaron. Y se escuchó una voz que decía desde la nube: ---Éste es mi Hijo elegido. Escuchadle. Al sonar la voz, se encontraba Jesús solo. Ellos guardaron silencio y por entonces no contaron a nadie lo que habían visto.
Lc 9, 28b-36

El Comentario

Escuchadle.
Esta semana tenemos ante nosotros un pasaje muy llamativo, donde Jesús muestra su grandeza, su poderío, su gloria.
Era una visión tan magnífica, que incluso sus discípulos, aún en la mayor de las ignorancias estaban felices. Tanto como para no querer irse de allí.
Sin embargo, hoy me gustaría resaltar sólo una palabra “Escuchadle”.
Dios insistentemente ha querido hablar con su Pueblo, el elegido por Él para manifestar toda su Gloria y Majestad. La primera norma que da a su Pueblo es Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es solo uno.” (Dt 6,4)  Lo primero que nos pide es escuchar, estar atentos a sus palabras que son palabras de vida eterna.
Pero el Pueblo escuchaba a Dios a través de los Profetas como quien oye llover.
Una vez más lo vuelve a intentar, esta vez es Él mismo el que a través de su propio Hijo nos habla directamente, a la cabeza, pero sobre todo al corazón.
Jesús nos habla no sólo de palabra, sino también a través de sus obras, acciones, gestos, sentimientos…
Hoy, como hace dos mil años, Jesús sigue hablándonos a todos y cada uno de nosotros por medio de la Palabra, Palabra que se actualiza una y otra vez, que nos interpela, que nos demanda, que pide de nosotros una respuesta, un compromiso, una acción. Pero también que es respuesta a nuestras demandas, a nuestras necesidades de cada día, a nuestras súplicas.
Quizás estemos cansados de oírlas, pero… las hemos interiorizado?
Hoy no tenemos a Jesús de carne y hueso entre nosotros, pero sí lo tenemos en su Palabra y en la Eucaristía entre nosotros.
Debemos sentarnos tranquilamente a orar con Él para descubrir qué es lo que demanda de cada uno de nosotros en este momento concreto, aquí y ahora.
Pero… qué es orar? “Orar no es oírse hablar a uno mismo, orar es quedarse en silencio y esperar hasta que el orante oiga a Dios” (Sören Kierkegaard) 

La cuaresma: un viaje inesperado… contigo


A cada día su Afán (Por José-Román Flecha Andrés)

Andar esta jornada sin errar ( Diario de León - 23/02/2013 )

domingo, 17 de febrero de 2013

I Domingo Cuaresma C (17/02/2013)

Jesús es tentado

La Palabra

Dt 26,4-10  //  Sal 90  //  Rm 10,8-13
Jesús, lleno de Espíritu Santo, se alejó del Jordán y se dejó llevar por el Espíritu al desierto, durante cuarenta días, mientras el Diablo lo ponía a prueba. En ese tiempo no comió nada, y al final sintió hambre. El Diablo le dijo: ---Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Le respondió Jesús: ---Está escrito: No sólo de pan vive el hombre. Después lo llevó a una cima y le mostró en un instante todos los reinos del mundo. El Diablo le dijo: ---Te daré todo ese poder y su gloria, porque a mí me lo han dado y lo doy a quien quiero. Por tanto, si te postras ante mí, todo será tuyo. Le replicó Jesús: ---Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, a él solo darás culto. Entonces lo condujo a Jerusalén, lo colocó en el alero del templo y le dijo: ---Si eres Hijo de Dios, tírate abajo desde aquí, porque está escrito: Ha dado órdenes a sus ángeles para que te guarden y te llevarán en sus palmas, para que tu pie no tropiece en la piedra. Le respondió Jesús: ---Está dicho: No pondrás a prueba al Señor, tu Dios. Concluida la prueba, el Diablo se alejó de él hasta otra ocasión.
(Lc 4,1-13)

El Comentario

El Diablo se alejó de él hasta otra ocasión.
Aunque suene o parezca muy fuerte, todos los días somos puestos a prueba, todos, sin faltar un solo día el Diablo viene a tentarnos, a buscar un resquicio por el que colarse en nosotros.
 Por desgracia, muchos son los días que lo consigue. Y no porque no pongamos los medios para hacerle frente. No somos superhombres que en la lucha contra el mal tengamos siempre las de ganar.
Las tentaciones son muchas, y no sólo me refiero a las materiales, las tentaciones pueden ser muy variadas: ansias de poder y de poseer lo de los demás, pasar por encima de todo y de todos, no valorar a los demás en su justa medida, hacer  lo que nos da la gana…
Lo cierto es que nuestra fe nos exige dos cosas, en apariencia sencilla, amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Sin embargo es tan difícil de conseguir. Nos amparamos en “si lo tiene … porqué yo voy a ser menos”, “si lo hacen los demás, porqué va a estar mal” y cosas similares.
No somos conscientes de que no todo lo que está bien visto en la sociedad es lo que Dios nos pide, ni tiene que ser bueno para nosotros.
Dios no nos pide imposible, Él solo busca lo mejor para nosotros y esto no siempre pasa por lo más sencillo o lo más cómodo, en ocasiones requiere pequeños sacrificios, pero nos da tanto coraje, pereza, rebeldía…. Qué difícil alcanzarlo.
Nadie dice que sea un camino sencillo, como tampoco se nos pide que no podamos caer en la tentación. Pero contamos con una herramienta que Jesús y su esposa, la Iglesia, pone en nuestras manos, el Perdón. Conscientes de que no siempre podemos aguantar con nuestra carga, tenemos la oportunidad de arrepentirnos cada día y volver a levantarnos para caminar nuevamente libres y ligeros de equipajes. Aunque hace falta ser un poco valiente para poder liberarnos de esta carga.

La Cuaresma: Un viaje inesperado… contigo


 A cada día su afán (por José-Román Flecha Andrés)

Las siete hermanitas ( Diario de León - 16/02/2013 )

domingo, 10 de febrero de 2013

V Domingo Ordinario C (10/02/2013)


Me has atrapado

La Palabra

Is 6,1-2a.3-8  //  Sal 137, 1-8  //  1 Cor 15,1-11
La gente se agolpaba junto a él para escuchar la Palabra de Dios, mientras él estaba a la orilla del lago de Genesaret. Vio dos barcas junto a la orilla, los pescadores se habían bajado y estaban lavando sus redes. Subiendo a una de las barcas, la de Simón, le pidió que se apartase un poco de tierra. Se sentó y se puso a enseñar a la multitud desde la barca. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: ---Boga lago adentro y echa las redes para pescar. Le replicó Simón: ---Maestro, hemos bregado toda la noche y no hemos sacado nada; pero, ya que lo dices, echaré las redes. Lo hicieron y capturaron tal cantidad de peces que reventaban las redes. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que fueran a echarles una mano. Llegaron y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al verlo, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús y dijo: ---¡Apártate de mí, Señor, que soy un pecador! Pues el estupor se había apoderado de él y de todos sus compañeros por la cantidad de peces que habían pescado. Lo mismo sucedía a Juan y Santiago, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Jesús dijo a Simón: ---No temas, en adelante serás pescador de hombres. Entonces, atracando las barcas en tierra, lo dejaron todo y le siguieron.
Lc 5,1-11

El Comentario


Ya que lo dices…
Hoy todos tenemos claro que Jesús fundó su Iglesia, la nuestra, sobre Pedro, pero Pedro no siempre se lo puso fácil.
Tenemos presente las negaciones de Pedro, las veces que se queda dormido…
Sin embargo, en un primer momento, Jesús le pide, como acabamos de leer que reme mar adentro, y la respuesta de Pedro, fue “ya que lo dices”.
No tenía muy claro quién era Jesús, salvo un Maestro, y poco más. Sin embargo Pedro fue generoso a la llamada de Jesús, Pedro rema… Pedro le dio argumentos para hacer otra cosa, para no ir, sin embargo se fía de la palabra de Jesús y empieza a remar.
Hoy el Señor nos sigue llamando a cada uno de nosotros. Está claro que no pretende que todos seamos sacerdotes o religiosos, sino que a cada uno le dio una serie de carismas, a unos los llamó para el matrimonio, a otros para la soltería, a otros para el acompañamiento de los necesitados, a otros para la defensa de los inocentes, a otros… así podríamos enumerar un sinfín de profesiones y tareas, sin embargo  a todos nos pidió que le siguiéramos, que siguiéramos su ejemplo, que lo imitáramos en sus gestos, en su forma de vivir y de hacer presente cada día el Reino de Dios.
Ahora nos toca la tarea más complicada, descubrir para qué nos llama el Señor a cada uno de nosotros y darle una respuesta, porque “ya que lo dices…”
Es una respuesta confiada, Pedro, confió en el Señor, se fio de lo que le pidió, y eso hizo que viviera una vida feliz.
Feliz no quiere decir fácil o sencilla. El seguimiento de Jesús no es un camino de rosas, sino cargado de dificultades, pero hemos de saber que nunca nos cargará con un fardo más pesado del que podamos soportar.
Y ahora… ¿Qué te pide Jesús?

A cada día su afán (José-Román Flecha Andrés)

Vete y haz tú lo mismo ( Diario de León - 09/02/2013 )

domingo, 3 de febrero de 2013

IV Domingo Ordinario C (03/02/2013)

¿Qué hace el carpintero tallando mi corazón?

La Palabra

Jer 1,4-5.17-19  //  Sal 70,1-2.3-4ª.5-6ab.15ab y 17  //  1Cor 12,31-13,13
Él empezó diciéndoles: ---Hoy, en presencia vuestra, se ha cumplido este pasaje de la Escritura. Todos lo aprobaban, y estaban admirados por aquellas palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: ---Pero, ¿no es éste el hijo de José? Él les contestó: ---Seguro que me diréis aquel refrán: médico, sánate a ti mismo. Lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún, hazlo aquí, en tu ciudad. Y añadió: ---Os aseguro que ningún profeta es aceptado en su patria. Ciertamente, os digo que había muchas viudas en Israel en tiempo de Elías, cuando el cielo estuvo cerrado tres años y medio y hubo una gran carestía en todo el país. A ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta en Sidonia. Muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno fue sanado, sino Naamán el sirio. Al oírlo, todos en la sinagoga se indignaron. Levantándose, lo sacaron fuera de la ciudad y lo llevaron a un barranco del monte sobre el que estaba edificada la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero él, abriéndose paso entre ellos, se marchó.
(Lc 4,21-30)

El Comentario

Os aseguro que ningún profeta es aceptado en su patria.
Jesús no fue bien recibido en su propia tierra, Él se presentó ante ellos, les comentó las Escrituras, pero ellos solamente querían ver los signos, no entenderlos ni aceptarlos, simplemente salir del paso.
Cuantas veces hemos intentado ser profetas en nuestra tierra y no hemos sido escuchados o tenidos en cuenta…
En muchas ocasiones hemos de salir fuera de nuestro entorno para poder hacer cosas que en su espacio natural no serían entendidas, y que sin embargo en lugares que no son el nuestro son vistas con la mayor naturalidad.
Quizás porque ellos están más abiertos a los cambios, o tal vez, porque no somos conocidos.
No somos, al igual que Jesús, el hijo de… no se espera que realicemos tal o cual cosa, como cabria esperar del hijo de… no se nos deja opción para realizarnos o para poder caminar nosotros solos y explorar lo que Dios nos pide en cada momento.
Hora hemos de plantearnos cuales son esas cosas que queremos hacer y que las circunstancias nos impiden llevarlas a cabo. Pero también hemos de estar atentos a aquellas cosas que los que nos rodean quieren hacer, por distintas cuestiones, personales, de autorealización, de ayuda a los demás, de… y que nosotros juzgamos como negativas, como no dignas de crédito, como locuras de fulanito o menganito.
¿Dejamos que aquellos a los que queremos intenten cambiar las cosas? O más bien sólo aceptamos los cambios que vienen de los extranjeros, escudándonos en que las hace porque es nuevo y no sabe que las tradiciones dictan lo contrario.
Realmente tenemos todo un mundo por explorar. Y mucha tarea por hacer, pero hemos de tener en cuenta que es posible que no se acepten los cambios en nuestra propia casa y tengamos que irnos fuera.
Si viene alguien a tu casa, trátalo bien. Posiblemente en la suya no ha podido hacer lo que se le pide.

A cada día su afán (por José-Román Flecha Andrés)