Me has atrapado
La Palabra
Is 6,1-2a.3-8 // Sal 137, 1-8 // 1 Cor
15,1-11
La gente
se agolpaba junto a él para escuchar la Palabra de Dios, mientras él estaba a la orilla
del lago de Genesaret. Vio dos barcas junto a la orilla, los pescadores se
habían bajado y estaban lavando sus redes. Subiendo a una de las barcas, la de
Simón, le pidió que se apartase un poco de tierra. Se sentó y se puso a enseñar
a la multitud desde la barca. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: ---Boga
lago adentro y echa las redes para pescar. Le replicó Simón: ---Maestro, hemos
bregado toda la noche y no hemos sacado nada; pero, ya que lo dices, echaré las
redes. Lo hicieron y capturaron tal cantidad de peces que reventaban las redes.
Hicieron señas a los socios de la otra barca para que fueran a echarles una
mano. Llegaron y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al verlo, Simón
Pedro cayó a los pies de Jesús y dijo: ---¡Apártate de mí, Señor, que soy un
pecador! Pues el estupor se había apoderado de él y de todos sus compañeros por
la cantidad de peces que habían pescado. Lo mismo sucedía a Juan y Santiago,
hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Jesús dijo a Simón: ---No temas, en
adelante serás pescador de hombres. Entonces, atracando las barcas en tierra,
lo dejaron todo y le siguieron.
Lc 5,1-11
El Comentario
Ya que lo dices…
Hoy todos tenemos claro que Jesús fundó su Iglesia, la nuestra, sobre Pedro, pero Pedro no siempre se lo puso fácil.
Tenemos presente las negaciones de Pedro, las veces que se queda dormido…
Sin embargo, en un primer momento, Jesús le pide, como acabamos de leer que reme mar adentro, y la respuesta de Pedro, fue “ya que lo dices”.
No tenía muy claro quién era Jesús, salvo un Maestro, y poco más. Sin embargo Pedro fue generoso a la llamada de Jesús, Pedro rema… Pedro le dio argumentos para hacer otra cosa, para no ir, sin embargo se fía de la palabra de Jesús y empieza a remar.
Hoy el Señor nos sigue llamando a cada uno de nosotros. Está claro que no pretende que todos seamos sacerdotes o religiosos, sino que a cada uno le dio una serie de carismas, a unos los llamó para el matrimonio, a otros para la soltería, a otros para el acompañamiento de los necesitados, a otros para la defensa de los inocentes, a otros… así podríamos enumerar un sinfín de profesiones y tareas, sin embargo a todos nos pidió que le siguiéramos, que siguiéramos su ejemplo, que lo imitáramos en sus gestos, en su forma de vivir y de hacer presente cada día el Reino de Dios.
Ahora nos toca la tarea más complicada, descubrir para qué nos llama el Señor a cada uno de nosotros y darle una respuesta, porque “ya que lo dices…”
Es una respuesta confiada, Pedro, confió en el Señor, se fio de lo que le pidió, y eso hizo que viviera una vida feliz.
Feliz no quiere decir fácil o sencilla. El seguimiento de Jesús no es un camino de rosas, sino cargado de dificultades, pero hemos de saber que nunca nos cargará con un fardo más pesado del que podamos soportar.
Y ahora… ¿Qué te pide Jesús?
A cada día su afán (José-Román Flecha Andrés)
Vete y haz tú lo mismo ( Diario de León - 09/02/2013 )