domingo, 29 de julio de 2012

Domingo XVII Ordinario B (29/07/2012)

En tus manos todo se multiplica

La Palabra

2R 4,42-44  //  Sal 144  //  Ef 4,1-6

Después de esto pasó Jesús a la otra orilla del lago de Galilea --el Tiberíades--. Le seguía un gran gentío, pues veían las señales que hacía con los enfermos. Jesús se retiró a un monte y allí se sentó con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Alzando la vista y viendo el gentío que acudía a él, Jesús dice a Felipe: ---¿Dónde compraremos pan para que coman ésos? --lo decía para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer--. Felipe le contestó: ---Doscientos denarios de pan no bastarían para que a cada uno le tocase un pedazo. Uno de los discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dice: ---Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero, ¿qué es eso para tantos? Jesús dijo: ---Haced que la gente se siente. Había hierba abundante en el lugar. Se sentaron. Los varones eran cinco mil. Entonces Jesús tomó los panes, dio gracias y los repartió a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados: dándoles todo lo que quisieron. Cuando quedaron satisfechos, dice Jesús a los discípulos: ---Recoged las sobras para que no se desaproveche nada. Las recogieron y, con los trozos de los cinco panes de cebada que habían sobrado a los comensales, llenaron doce cestas. Cuando la gente vio la señal que había hecho, dijeron: ---Éste es el profeta que había de venir al mundo. Jesús, conociendo que pensaban venir para llevárselo y proclamarlo rey, se retiró de nuevo al monte, él solo.
Jn 6, 1-15