La Palabra
Cuando se acercaban a
Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, envió a dos
discípulos diciéndoles: ---Id a la aldea de enfrente y, nada más entrar,
encontraréis un borrico atado, que aún nadie ha montado. Soltadlo y traedlo. Y
si alguien os pregunta por qué lo hacéis, le diréis que le hace falta al Señor
y que se lo devolverá muy pronto. Fueron y encontraron el borrico atado junto a
una puerta, por fuera, en la calle. Lo soltaron. Algunos de los allí presentes
les dijeron: ---¿Por qué soltáis al borrico? Contestaron como les había
encargado Jesús, y les permitieron llevarlo. Llevaron el borrico a Jesús, le
echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraban el camino con
sus mantos, otros con ramos cortados en el campo. Los que iban delante y detrás
gritaban: ---¡Hosana! Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el
reino de nuestro padre David que llega. ¡Hosana al Altísimo!
(Mc 11,1-10)
Y... ¿Qué diría hoy Santa Teresa?
"Moradas"
VII capítulo 4
4. Bien será,
hermanas, deciros qué es el fin para que hace el Señor tantas mercedes en este
mundo. Aunque en los efectos de ellas lo habréis entendido, si advertisteis en
ello, os lo quiero tornar a decir aquí, porque no piense alguna que es para
sólo regalar estas almas, que sería grande yerro; porque no nos puede Su
Majestad hacer mayor, que es darnos vida que sea imitando a la que vivió su
Hijo tan amado; y así tengo yo por cierto que son estas mercedes para
fortalecer nuestra flaqueza -como aquí he dicho alguna vez- para poderle imitar
en el mucho padecer.
6. ¡Oh hermanas mías, qué olvidado debe tener su descanso, y qué poco se le debe de dar de honra, y qué fuera debe estar de querer ser tenida en nada el alma adonde está el Señor tan particularmente! Porque si ella está mucho con Él, como es razón, poco se debe de acordar de sí; toda la memoria se le va en cómo más contentarle, y en qué o por dónde mostrará el amor que le tiene. Para esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras
8. Poned los ojos en el Crucificado y se os hará todo poco. Si Su Majestad nos mostró el amor con tan espantables obras y tormentos, ¿cómo queréis contentarle con sólo palabras? ¿Sabéis qué es ser espirituales de veras? Hacerse esclavos de Dios, a quien, señalados con su hierro que es el de la cruz, porque ya ellos le han dado su libertad, los pueda vender por esclavos de todo el mundo, como Él lo fue. Y si a esto no se determinan, no hayan miedo que aprovechen mucho, porque todo este edificio, como he dicho, es su cimiento humildad; y si no hay ésta muy de veras, aun por vuestro bien no querrá el Señor subirle muy alto, porque no dé todo en el suelo. Así que, hermanas, para que lleve buenos cimientos, procurad ser la menor de todas y esclava suya, mirando cómo o por dónde las podéis hacer placer y servir; pues lo que hiciereis en este caso, hacéis más por vos que por ellas, poniendo piedras tan firmes, que no se os caiga el castillo
9. Torno a decir, que para esto es menester no poner vuestro fundamento sólo en rezar y contemplar; porque, si no procuráis virtudes y hay ejercicio de ellas siempre, os quedaréis enanas; y aun plega a Dios que sea sólo no crecer, porque ya sabéis que quien no crece, descrece; porque el amor tengo por imposible contentarse de estar en un ser, adonde le hay.
6. ¡Oh hermanas mías, qué olvidado debe tener su descanso, y qué poco se le debe de dar de honra, y qué fuera debe estar de querer ser tenida en nada el alma adonde está el Señor tan particularmente! Porque si ella está mucho con Él, como es razón, poco se debe de acordar de sí; toda la memoria se le va en cómo más contentarle, y en qué o por dónde mostrará el amor que le tiene. Para esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras
8. Poned los ojos en el Crucificado y se os hará todo poco. Si Su Majestad nos mostró el amor con tan espantables obras y tormentos, ¿cómo queréis contentarle con sólo palabras? ¿Sabéis qué es ser espirituales de veras? Hacerse esclavos de Dios, a quien, señalados con su hierro que es el de la cruz, porque ya ellos le han dado su libertad, los pueda vender por esclavos de todo el mundo, como Él lo fue. Y si a esto no se determinan, no hayan miedo que aprovechen mucho, porque todo este edificio, como he dicho, es su cimiento humildad; y si no hay ésta muy de veras, aun por vuestro bien no querrá el Señor subirle muy alto, porque no dé todo en el suelo. Así que, hermanas, para que lleve buenos cimientos, procurad ser la menor de todas y esclava suya, mirando cómo o por dónde las podéis hacer placer y servir; pues lo que hiciereis en este caso, hacéis más por vos que por ellas, poniendo piedras tan firmes, que no se os caiga el castillo
9. Torno a decir, que para esto es menester no poner vuestro fundamento sólo en rezar y contemplar; porque, si no procuráis virtudes y hay ejercicio de ellas siempre, os quedaréis enanas; y aun plega a Dios que sea sólo no crecer, porque ya sabéis que quien no crece, descrece; porque el amor tengo por imposible contentarse de estar en un ser, adonde le hay.