domingo, 16 de diciembre de 2012

Domingo III Adviento C (16/12/2012)

El niño traerá la justicia

La Palabra

Sof 3,14-18a  //  Is 12,2-3.4bcd. 5-6  //  Fpl 4,4-7

Entonces le preguntaba la multitud: ---¿Qué debemos hacer? Les respondía: ---El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; otro tanto el que tenga comida. Fueron también algunos recaudadores a bautizarse y le preguntaban: ---Maestro, ¿qué debemos hacer? Él les contestó: ---No exijáis más de lo que está ordenado. También los soldados le preguntaban: ---Y nosotros, ¿qué debemos hacer? Les contestó: ---No maltratéis ni denunciéis a nadie y contentaos con vuestra paga. Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban por dentro si Juan no sería el Mesías,  Juan se dirigió a todos: ---Yo os bautizo con agua; pero viene uno con más autoridad que yo, y yo no tengo derecho para soltarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Ya empuña el bieldo para aventar su era: reunirá el trigo en el granero, y quemará la paja en un fuego que no se apaga. Con otras muchas palabras anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
(Lc 3, 10-18)

El Comentario


… anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
Lo más probable es que lo que más nos llama la atención del Evangelio es “¿Qué de debemos hacer?”, ya que lo repite en varias ocasiones.
Está claro, que hoy también nos preguntamos lo mismo. Ante un montón de situaciones en las que nos encontramos cada día, siempre nos planteamos la misma cuestión. Sólo hay un problema, que no queremos la solución. Siempre buscaremos excusas que ponernos para realmente terminar no haciendo nada. Que sí es muy difícil, que si esto no lo puedo hacer solo, que si para eso están los gobernantes, que…
Vale, no te voy a quitar la razón, no es sencillo. Pero quizás deberíamos buscar cosas sencillas, cosas que podamos hacer nosotros, no para cambiar el mundo, sino para cambiar nuestro mundo, el mundo que nos rodea.
Anunciar la Buena Noticia. Esa debe ser nuestra principal tarea. No, no estoy pidiendo que salgas a la calle y anuncies a viva voz el Evangelio, ya que quizás te parezca algo inalcanzable. Lo mejor es empezar con pequeños gestos como ser alguien que siempre está atento a las necesidades de los compañeros, no poner malas caras, ser discreto, o tal vez animar a alguien que lo necesite. O quizás simplemente un abrazo sincero.
Tal vez no te hayas parado a pensarlo, pero en ocasiones, simplemente estando, se hace mucho más que con buenos gestos y palabras, que al final no son nada.
El testimonio de la presencia de Dios en nosotros es el mejor anuncio que podemos hacer.
Y tú, ¿Quieres un abrazo?

Razones para confiar

Construye… porque tienes en tus manos la capacidad de dar voz a los que no tienen voz, de poner palabra a los que han sido despojados de ella. Todos tienen derecho… ¡¡¡TODOS!!! De poder gritar jubilosos.
¿Qué haces? ¿Qué hacemos? ¿Qué aspectos concretos te planteas para lograrlo? Empieza por algo fácil, por tu día a día: el saludo, la sonrisa, el tener los ojos bien abiertos a las necesidades de los demás. Es el modo más sencillo de construir y dar al mundo #razonesparaconfiar. ¿Por qué no piensas en algunas?


A cada día su afán

Por un mundo solidario ( Diario de León - 15/12/2012 ) José-Román Flecha Andrés