El niño traerá la justicia
La Palabra
Sof 3,14-18a // Is 12,2-3.4bcd. 5-6 // Fpl 4,4-7
Entonces
le preguntaba la multitud: ---¿Qué debemos hacer? Les respondía: ---El que
tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; otro tanto el que tenga comida.
Fueron también algunos recaudadores a bautizarse y le preguntaban: ---Maestro,
¿qué debemos hacer? Él les contestó: ---No exijáis más de lo que está ordenado.
También los soldados le preguntaban: ---Y nosotros, ¿qué debemos hacer? Les
contestó: ---No maltratéis ni denunciéis a nadie y contentaos con vuestra paga.
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban por dentro si
Juan no sería el Mesías, Juan se dirigió
a todos: ---Yo os bautizo con agua; pero viene uno con más autoridad que yo, y
yo no tengo derecho para soltarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará
con Espíritu Santo y fuego. Ya empuña el bieldo para aventar su era: reunirá el
trigo en el granero, y quemará la paja en un fuego que no se apaga. Con otras
muchas palabras anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
(Lc
3, 10-18)
El Comentario
…
anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
Lo
más probable es que lo que más nos llama la atención del Evangelio es “¿Qué de
debemos hacer?”, ya que lo repite en varias ocasiones.
Está
claro, que hoy también nos preguntamos lo mismo. Ante un montón de situaciones
en las que nos encontramos cada día, siempre nos planteamos la misma cuestión.
Sólo hay un problema, que no queremos la solución. Siempre buscaremos excusas
que ponernos para realmente terminar no haciendo nada. Que sí es muy difícil,
que si esto no lo puedo hacer solo, que si para eso están los gobernantes, que…
Vale,
no te voy a quitar la razón, no es sencillo. Pero quizás deberíamos buscar
cosas sencillas, cosas que podamos hacer nosotros, no para cambiar el mundo,
sino para cambiar nuestro mundo, el mundo que nos rodea.
Anunciar
la Buena Noticia. Esa debe ser nuestra principal tarea. No, no estoy pidiendo
que salgas a la calle y anuncies a viva voz el Evangelio, ya que quizás te
parezca algo inalcanzable. Lo mejor es empezar con pequeños gestos como ser
alguien que siempre está atento a las necesidades de los compañeros, no poner
malas caras, ser discreto, o tal vez animar a alguien que lo necesite. O quizás
simplemente un abrazo sincero.
Tal
vez no te hayas parado a pensarlo, pero en ocasiones, simplemente estando, se
hace mucho más que con buenos gestos y palabras, que al final no son nada.
El
testimonio de la presencia de Dios en nosotros es el mejor anuncio que podemos
hacer.
Y
tú, ¿Quieres un abrazo?
Razones para confiar
Construye…
porque tienes en tus manos la capacidad de dar voz a los que no tienen voz, de
poner palabra a los que han sido despojados de ella. Todos tienen derecho…
¡¡¡TODOS!!! De poder gritar jubilosos.
¿Qué
haces? ¿Qué hacemos? ¿Qué aspectos concretos te planteas para lograrlo? Empieza
por algo fácil, por tu día a día: el saludo, la sonrisa, el tener los ojos bien
abiertos a las necesidades de los demás. Es el modo más sencillo de construir y
dar al mundo #razonesparaconfiar. ¿Por qué no piensas en algunas?