domingo, 10 de junio de 2012

El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (B)

Jesús, pan que se parte y se reparte
La Palabra

Ex 24,3-8  //  Sal 115  //  Heb 9,11-15
El primer día de los Ázimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, le dijeron los discípulos: ---¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? Él envió a dos discípulos encargándoles: ---Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua. Seguidlo y donde entre, decid al amo de casa: Dice el Maestro que dónde está la sala en la que va a comer la cena de Pascua con sus discípulos. Él os mostrará un salón en el piso superior, preparado con divanes. Preparad allí la cena.  Salieron los discípulos, se dirigieron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. 
Mientras cenaban, tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: ---Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y bebieron todos de ella. Les dijo: ---Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Os aseguro que no volveré a beber el fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el reino de Dios. Después cantaron los salmos y salieron hacia el monte de los Olivos.
(Mc 14, 12-16.22-26)

Tiempo de Actividad
Todavía nos encontramos en  la actividad del curso. Y digo tiempo de actividad, porque así tiene que ser.
Si te organizas bien, encuentras durante la semana tiempo para todo: para jugar, para ver alguna peli, para estar con los amigos, y, por  supuesto,  para estudiar.
Se suele decir que los últimos días son los que más valen. Sobre todo, las dos últimas semanas. Yo creo que con un esfuerzo final se puede salir brillantemente.
Cuenta la leyenda que un rey de la antigüedad, estando en su tienda desanimado por haber sufrido una gran derrota, se entretenía mirando a una hormiga que intentaba subir una y otra vez por la lona de su tienda.
Ya tenía la idea de rendirse frente al enemigo, pero al ver que, por fin, la hormiga  había conseguido subir,  pensó que también él debía hacer lo mismo,  sin dejarse llevar por el cansancio ni por el desaliento.
Cuenta la historia que esto le animó a reorganizar su ejército, a alentar a sus hombres más y mejor que nunca y, este antiguo rey, terminó por ganar la batalla que creía haber perdido.
Recordarás que a las hormigas siempre se les asocia ese valor de la constancia. Es curioso que, seres tan pequeños, nos dan hermosas lecciones sobre  el trabajo de cada día.
La verdad es que mucha gente ha aprendido la  lección y luego tiene éxito en la vida. Pues que nosotros también tengamos esa suerte.