domingo, 5 de junio de 2011

Domingo VII Pascua A (05/06/11)


“Id y haced discípulos”.
 La Palabra
 Hech 1,1-11 // Sal 46 // Ef 1,17-23
Los once discípulos fueron a Galilea, al monte que les había indicado Jesús. Al verlo, se postraron, pero algunos dudaron. Jesús se acercó y les habló: ---Me han concedido plena autoridad en cielo y tierra. Por tanto, id a hacer discípulos entre todos los pueblos, bautizadlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, y enseñadles a cumplir cuanto os he mandado. Yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo.
(Mt 28,16-20)
La Reflexión


Jesús nos envía a todos a hacer discípulos suyos. Ese es su mandato, que extendamos su forma de hacer a todos, que no nos lo guardemos sólo para nosotros, sino que, como Él hizo primero, les mostremos a todos que otra formar de ver la vida y vivirla es posible.
Él nos ha mostrado el camino, no siempre fácil, en el que muchas veces no seremos comprendidos. Es una forma peculiar de vivir, por lo que muchos no la comprenderán y nos perseguirán y señalarán, y como a él también nos tacharán de raros e intentarán apartarnos. Somos incómodos y también como los profetas podemos decir cosas que no gustan, que no agradan a los dirigentes o a los poderosos. No importa, ellos no son nuestro principal objetivo, sino todos aquellos que nos rodean. Hacer nuestro pequeño mundo un poco mejor, ese debe ser nuestro objetivo, ya que es más sencillo llegar al que tenemos al lado que a aquellos a los que nunca podremos llegar.
Para poder llevar a cabo nuestra empresa contaremos con Él, que nos ha prometido que estará con nosotros hasta el final de los días, para que de esta forma nunca nos encontremos solos en el camino.

La bombilla discotequera

Había una vez en las oscuridades de una casa dos bombillas, una era de marca cara, esa era muy pija y maligna, quería ser perfecta, la más brillante, y la otra era muy obediente y simpática, siempre quería que los demás fueran felices.
Una noche, decidieron montar una fantástica fiesta con todos sus amigos. Para eso compraron unas cartas de invitación y se las mandaron a todos sus amigos: los focos, los fosforescentes, la bombilla de luz ultravioleta…
Justo un día antes de la fiesta, a la bombilla simpática,  le sucedió un terrible problema, y es que empezó a parpadear. Cuando su amiga, la bombilla perfecta se enteró decidió que ella no fuera a la fiesta por miedo a que se avergonzasen de ella y pensasen que es patética.
Al día siguiente la encerró y empezó con los preparativos de la fiesta: compró las bebidas, eligió la música y un Dj  y compró los globos.
Cuando la fiesta había comenzado y los invitados habían llegado, la bombilla buena se escapó de donde había sido encerrada y se dirigió hacia la fiesta. Cuando llegó, sus amigos en vez de reírse de ella y humillarla, le dieron las gracias por parpadear de esa manera y por poner ese inimaginable ambiente a la fiesta. Sus amigos, le llamaron “la bombilla discotequera”.
La bombilla perfecta le pidió perdón públicamente a la buena por encerrarla por lo que los demás pudieran llegar a pensar, y se hicieron más amigas de lo que eran.  [Endika P.]