domingo, 23 de enero de 2011

Domingo III Ordinario A (23/01/11)

“Esta cerca el Reino de los cielos”
La Palabra
Is 9,1-4 // Sal 26 // 1Cor 1,10-13.17
Al enterarse de que Juan había sido arrestado, Jesús se retiró a Galilea, salió de Nazaret y se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo anunciado por el profeta Isaías: Territorio de Zabulón y territorio de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que vivía en tinieblas vio una luz intensa, a los que vivían en sombras de muerte les amaneció la luz. Desde entonces comenzó Jesús a proclamar: ---¡Arrepentíos que está cerca el reinado de Dios! Mientras caminaba junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos --Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano-- que estaban echando una red al lago, pues eran pescadores. Les dijo: ---Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres. De inmediato dejando las redes le siguieron. Un trecho más adelante vio a otros dos hermanos --Santiago de Zebedeo y Juan, su hermano-- en la barca con su padre Zebedeo, arreglando las redes. Los llamó, y ellos inmediatamente, dejando la barca y a su padre, le siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y sanando entre el pueblo toda clase de enfermedades y dolencias.
(Mt 4, 12-23)
La Reflexión
Jesús nos llama, una vez más leemos un pasaje en el que Jesús hace un llamamiento a los que le van a acompañar a lo largo de su vida pública.
Les hace un llamamiento, pero es una llamada a la aventura, a la confianza. No les está ofreciendo reinados, ni riquezas, ni grandes títulos nobiliarios. Pero les llama y ellos, sin pensárselo dos veces, le siguen.
Bueno, supongo que esto no sería así del todo, porque siempre surgen las dudas, las preguntas, los porqués. Pero con eso y con todo, lo siguieron.
Y Jesús, apostó por ellos, le hizo sus testigos privilegiados. Fue sembrando en ellos la semilla de su reino en este mundo. Y ellos, mejor o peor siguieron con ello y sus frutos somos nosotros, que dos mil años después seguimos recordando y siguiendo sus enseñanzas y actualizando las experiencias vividas por ellos.
Y, a nosotros, ¿Jesús nos llama?
¿Qué Celebramos?
En la procesión en la que se lleva el Evangeliario, este es precedido por unos cirios, que representan la luz. Luz que significa claridad, en medio de la oscuridad, que es nuestra falta de entendimiento y comprensión ante lo que se lee y actualiza.
La luz de las velas que nos recuerda el Cirio Pascual que encendimos en la Vigilia Pascual, en el que entrábamos en el Templo proclamando aquello de “Luz de Cristo”…
Luego, si es luz, y está representada en el cirio, lógico es que acompañe a la palabra, para que a nuestros ojos sea mas clara y comprensible.