Desde arriba o
desde abajo, ahí está la diferencia
La
Palabra
Lev 30,10-14 // Sal 69
// Col 1,15-20
En esto un doctor de la ley se levantó y, para ponerlo a prueba,
le preguntó: ---Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Jesús le
contestó: ---¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? Respondió:
---Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus
fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo. Entonces le dijo:
---Has respondido correctamente: obra así y vivirás. Él, queriendo
justificarse, preguntó a Jesús: ---¿Y quién es mi prójimo? Jesús le contestó:
---Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Tropezó con unos asaltantes que lo
desnudaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. Coincidió que
bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. Lo mismo un
levita, llegó al lugar, lo vio y pasó de largo. Un samaritano que iba de camino
llegó adonde estaba, lo vio y se compadeció. Le echó aceite y vino en las
heridas y se las vendó. Después, montándolo en su cabalgadura, lo condujo a una
posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al posadero y
le encargó: Cuida de él, y lo que gastes de más te lo pagaré a la vuelta.
¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de
los asaltantes? Contestó: ---El que lo trató con misericordia. Y Jesús le dijo:
---Ve y haz tú lo mismo.
Lc 10,25-37
A cada día su
afán