Jesús nos conduce
sin espejos retrovisores
La Palabra
1 Re 19, 16b.19-21 // Sal
15 //
Gal 5, 1.13-18
Cuando
se cumplía el tiempo de que se lo llevaran al cielo, emprendió decidido el
viaje hacia Jerusalén, y envió por delante unos mensajeros. Ellos fueron y
entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle alojamiento. Pero éstos no
lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Juan y Santiago, sus
discípulos, dijeron: ---Señor, ¿quieres que mandemos que caiga un rayo del
cielo y acabe con ellos? Él se volvió y los reprendió. Y se fueron a otra
aldea. Mientras iban de camino, uno le dijo: ---Te seguiré adonde vayas. Jesús
le contestó: ---Las zorras tienen madrigueras, las aves del cielo nidos, pero
este Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. A otro le dijo: ---Sígueme. Le
contestó: ---[Señor], déjame primero ir a enterrar a mi padre. Le dijo: ---Deja
que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el reinado de Dios.
Otro le dijo: ---Te seguiré, Señor, pero primero déjame despedirme de mi
familia. Jesús le dijo: ---El que ha puesto la mano en el arado y mira atrás no
es apto para el reinado de Dios.
(Lc
9, 51-62)
A cada día su afán (por José-Román Flecha Andrés)
El cardenal y el rabino ante la muerte ( Diario de León - 29/06/2013 )