Juan con agua, Jesús es fuego
La Palabra
Is
40,1-5.9-11 // Sal 103, 1-2ª. 2b-4. 24-25. 27-28.
29-30. // Tit 2, 11-14; 3,4-7
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban por dentro
si Juan no sería el Mesías, Juan se dirigió a todos: ---Yo os bautizo con
agua; pero viene uno con más autoridad que yo, y yo no tengo derecho para
soltarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y
fuego. Todo el pueblo se bautizaba y también Jesús se bautizó; y mientras
oraba, se abrió el cielo, bajó sobre él el Espíritu Santo en forma de paloma y
se escuchó una voz del cielo: ---Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto.
(Lc 3,
15-16. 21-22)
El Comentario
La voz del Padre, Cristo, te llama
su predilecto, sobre el Jordán.
Dios en los hombres hoy te proclama
valiente Juan.
(Himno Liturgia de las Horas)
Hoy terminamos el tiempo de Navidad con el Bautismo del Señor. Juan es la voz que clama en el desierto, preparar el camino al Señor. Será el último de los profetas, el último en anunciar la venida. Y aunque algunos le confunden con el Mesías él deja claro que no lo es, pero que estén atentos, que muy cerca. Jesús también es bautizado por Juan. Aunque ya había dado muestras y signos de quién era, Jesús, espera pacientemente a que le llegue el turno de ser bautizado por Juan. No hace gala de privilegios, ni aparta a la gente, sino que como uno más espera a que le llegue el turno.
Será Juan, un hombre valiente, que se atrevió a salir al desierto a proclamar la venida del Señor, el que tenga el privilegio de bautizarlo, y de proclamar que es Dios entre los hombres. Dios le llama su Hijo querido, su predilecto. Pero también hemos de pensar que Jesús nos hizo a todos hijos de Dios. Debemos tener siempre presente esto, que nosotros, por medio del bautismo, también somos hijos de Dios, y que, aunque la salvación es universal, por el mero hecho de ser bautizados contamos con un plus de ayuda a nuestro favor para alcanzar esa salvación.
Hoy es un buen día para recordar cuanto nos ama Dios, que aunque no seamos conscientes de ello y muchas veces reneguemos de Él, estará esperándonos como el Padre que es, con los brazos abiertos para acogernos, consolarnos, acompañarnos… Él nunca nos fallará. En cambio, nosotros ¿cuántas veces le fallamos a Él? ¿y a los demás?.
Dios quiso confirmar a su Hijo ante todos los demás y este no le falló en ningún momento. Cuando peor lo pasó Jesús, más cerca del Padre se sintió.
Y tú? Te sientes unido al Padre? Hay algo que te aparta de Él? El comienzo del Año es un buen momento para hacer las paces.
A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)
Siete preguntas sobre el hombre ( Diario de León - 12/01/2013 )