La Palabra
Is 61,1-2ª. 10- 11 // Sal (Lc 1,46-50.53-54) // 1Tes 5,16-24
Hubo un hombre enviado por Dios, llamado Juan, que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino un testigo de la luz. Éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos [le] enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle quién era. Él confesó y no negó; confesó que no era el Mesías. Le preguntaron: ---Entonces, ¿eres Elías? Respondió: ---No lo soy. ---¿Eres el profeta? Respondió: ---No. Le dijeron: ---¿Quién eres? Tenemos que llevar una respuesta a quienes nos enviaron; ¿qué dices de ti? Respondió: ---Yo soy la voz del que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor, según dice el profeta Isaías. Algunos de los enviados que eran fariseos le dijeron: ---Si no eres el Mesías ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas? Juan les respondió: ---Yo bautizo con agua. Entre vosotros está uno que no conocéis, que viene detrás de mí; y no soy digno de soltarle la correa de su sandalia. Esto sucedía en Betania, junto al Jordán, donde Juan bautizaba.
Jn 1,6-8.19-28
El Comentario
Allanad el camino…
Ese es el propósito, allanad, no se trata de que derribemos las más altas montañas, sino más bien de cosas pequeñas y sencillas, de que aquellos pequeños inconvenientes que encontramos en la vida no lleguen a ser esas montañas…
Parece que siempre nos empeñamos en complicarnos la vida y en hacerlo todo lo más difícil posible, pero esto hemos de intentar que no sea así, que cuando surge una dificultad esta no se convierta en un monte, y que cuando hay malos momentos estos valles no sean insalvables, sino que seamos capaces de tender puentes para poder seguir disfrutando de las cosas buenas que tiene la vida, que las tiene.
Es tiempo de preparar el camino, el camino de Jesús, que también se puso manos a la obra para que su reino no fuera un camino montañoso ni un valle insalvable para todos aquellos que se sentían como unos desgraciados, abandonados, marginados de la sociedad, y fue precisamente en estos en los que Él fue a poner los ojos, estos son los que realmente merecían su compasión, sus palabras, su mirada.
Y Él nos pide que preparemos el camino para estos, aunque no hace falta que lo vayamos a buscar muy lejos, seguro que alguien de los que nos rodea está en esta situación y necesita de nosotros esa mirada, esas palabras a tiempo, esa compasión…
Pero también debemos reconoces a nuestro alrededor a aquellos que nos allanan a nosotros el camino, aquellos que nos lo hacen más sencillo, más llevadero. Unos pasarán brevemente por nuestro lado y otros se quedarán con nosotros durante mucho tiempo, pero sea el tiempo que sea, que sepamos verlos y reconocerlos y ser felices a su lado.
Que así sea!!
¿Qué Celebramos?
En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar.
Preparad sus caminos, porque ya se acerca.
Adornad vuestra alma
como una novia se engalana el día de su boda.
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la luz
Cuando encendemos estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser
antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes.
¡Ven, Señor, a salvarnos,
envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!