domingo, 25 de enero de 2015

"Deja que te pesque su amor"


III Domingo Ordinario B

La Palabra

25 de enero de 2015
La Conversión del Apóstol San Pablo
Mc 1, 14-20

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Después del arresto de Juan, Jesús se fue a Galilea, proclamando la buena noticia de Dios. Decía:
- El plazo se ha cumplido. El reino de Dios está llegando. Convertíos y creed en el evangelio.
Pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que estaban echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo:
- Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.
Ellos dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan. Estaban en la barca reparando las redes. Jesús los llamó también; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con sus trabajadores, se fueron con él.

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NI CON CAÑA, NI CON RED… SINO CON TU PROPIA VIDA
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Jesús viene del desierto, donde ha recibido el bautismo de Juan y ha sido sometido a la tentación. Tras el arresto de Juan vuelve a la tierra donde se había criado para comenzar su vida pública y empieza a “reclutar” a los que serán “los suyos”. No elige gente sabia, ni poderosa, sino personas normales y corrientes, como tú y como yo, gente que “faena” con lo de cada día.
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Y ahí es precisamente donde Jesús viene a buscarnos, no en grandes acontecimientos, sino en lo cotidiano de nuestro vivir. Ahí es donde nos pide que continuemos con nuestro proceso de conversión personal, nunca acabado, por cierto… Es Jesús siempre el que tiene la iniciativa, el que nos llama a seguirle, a estar con él, a compartir su estilo de vida. Es Jesús el que espera una respuesta por nuestra parte, respuesta que hay que dar “cada día”. Es Jesús el que no se cansa de esperar, el que conoce –porque ha experimentado previamente- nuestras tentaciones, también nuestras debilidades. Es él el que hoy sigue pidiéndonos que seamos “pescadores de hombres”, anunciando la buena noticia con nuestra manera de vivir.
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¿Qué necesitas “dejar” en este momento de tu vida para seguir más y mejor a Jesús, para poner todo lo que eres y sabes hacer al servicio del reino?
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Recuerda que lo importante no es a lo que se renuncia, sino lo que se consigue con esas renuncias… Tú decides: ¿sigues a Jesús, o sigues con “lo tuyo”?
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Lidia Alcántara Ivars, rmi

El vídeo

             
Y le siguieron - 3 TO B
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A cada día su afán

José-Román Flecha Andrés 24/01/2015
Como se sabe, del día 18 al 25 de enero se celebra todos los años el Octavario de oraciones por la unidad de los cristianos. Este año nos alegra recordar un acontecimiento reciente y muy importante.
El domingo 30 de noviembre de 2014, fiesta del apóstol San Andrés, hermano de San Pedro, el Papa Francisco y el Patriarca Ecuménico Bartolomé I firmaron en Estambul una hermosa declaración conjunta.
En ella escriben: «Nuestro recuerdo de los Apóstoles, que proclamaron la buena nueva del Evangelio al mundo mediante su predicación y el testimonio del martirio, refuerza en nosotros el deseo de seguir caminando juntos, con el fin de superar, en el amor y en la verdad, los obstáculos que nos dividen».
Además, fieles al deseo de Jesucristo, expresan una resolución sincera y firme de «intensificar sus esfuerzos para promover la plena unidad de todos los cristianos, y sobre todo entre católicos y ortodoxos». Esos esfuerzos parecen orientarse en tres direciones.
• En primer lugar, desean apoyar el diálogo teológico actual sobre las cuestiones más difíciles que han marcado la historia de la división entre ambas Iglesias. Para ello, aseguran su ferviente oración como pastores de la Iglesia, y piden a los fieles que se unan a ellos rogando que «todos sean uno,... para que el mundo crea» (Jn 17,21).
• Además, el Papa y el Patriarca expresan su preocupación por la situación actual en Irak, Siria y todo el Medio Oriente y escriben: «Estamos unidos en el deseo de paz y estabilidad, y en la voluntad de promover la resolución de los conflictos mediante el diálogo y la reconciliación».
• Conscientes de la persecución de muchos cristianos, obligados a dejar sus hogares, recuerdan que «si un miembro sufre, todos sufren con él; si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26). Esta ley de la vida cristiana, sugiere también un ecumenismo del sufrimiento: «Así como la sangre de los mártires ha sido siempre la semilla de la fuerza y la fecundidad de la Iglesia, así también el compartir los sufrimientos cotidianos puede ser un instrumento eficaz para la unidad».
Pero el ecumenismo ha de ir más allá de las fronteras cristianas. Precisamente por eso, ambos líderes religiosos declaran que «musulmanes y cristianos están llamados a trabajar juntos por el amor a la justicia, la paz y el respeto de la dignidad y los derechos de todas las personas», sobre todo en las regiones en las que un tiempo vivieron en convivencia pacífica, y en las que ahora sufren juntos los horrores de la guerra.
Los cristianos no podemos tolerar el drama y el escándalo de la división. El Papa Francisco y el Patriarca Bartolomé I nos invitan a colaborar en un ecumenismo de la verdad, del sufrimiento y de la promoción de la paz y la justicia. En nuestra oración hemos de pedir que «el Señor conceda el don de la paz en el amor y la unidad a toda la familia humana».

Unidos por la verdad y la paz ( Diario de León - 24/01/2015 )

domingo, 11 de enero de 2015

El Bautismo del Señor


“Juan con agua, Jesús con el Espíritu“

La Palabra:

Juan 1, 35-42
Lectura del santo evangelio según san Juan
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, al ver a Jesús que pasaba por allí, dijo:
—Ahí tienen al Cordero de Dios. Los dos discípulos, que se lo oyeron decir, fueron en pos de Jesús, quien, al ver que lo seguían, les preguntó: —¿Qué buscan? Ellos contestaron: —Rabí (que significa «Maestro»), ¿dónde vives? Él les respondió: —Vengan a verlo. Se fueron, pues, con él, vieron dónde vivía y pasaron con él el resto de aquel día. Eran como las cuatro de la tarde. Uno de los dos que habían escuchado a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Lo primero que hizo Andrés fue ir en busca de su hermano Simón para decirle: —Hemos hallado al Mesías (palabra que quiere decir «Cristo»). Y se lo presentó a Jesús, quien, fijando en él la mirada, le dijo: —Tú eres Simón, hijo de Juan; en adelante te llamarás Cefas (es decir, Pedro).


A cada día su afán:

Globalizar la fraternidad ( Diario de León - 10/01/2015 )