domingo, 27 de enero de 2013

III Domingo Ordinario C (27/01/2013)


Tu Espíritu nos mueve a liberar

La Palabra

Neh 8,2-4a. 5-6. 8-10  //  Sal 18, 8.9.10.15  //  1Cor 12,12-30
Puesto que muchos emprendieron la tarea de relatar los sucesos que nos han acontecido, tal como nos lo transmitieron los primeros testigos presenciales y servidores de la Palabra, también yo he pensado, ilustre Teófilo, escribirte todo por orden y exactamente, comenzando desde el principio; así comprenderás con certeza las enseñanzas que has recibido. Impulsado por el Espíritu, Jesús volvió a Galilea, y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en sus sinagogas, respetado de todos. Fue a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró un sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías. Lo abrió y dio con el texto que dice: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor. Lo cerró, se lo entregó al empleado y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Él empezó diciéndoles: ---Hoy, en presencia vuestra, se ha cumplido este pasaje de la Escritura.
(Lc 1,1-4; 4,14-21)

Jornada de la Infancia Misionera

El Comentario


… hoy se ha cumplido.
Jesús ha venido, como hemos comentado la pasada semana a poner el sello definitivo a la Revelación de Dios. Y la voluntad clara de Dios es liberar a su Pueblo, con el que tenía una Alianza (que Él nunca rompió).
Jesús viene a poner un poco de orden en nuestro mundo, a poner cada cosa en su lugar.
El viernes celebrábamos la conversión de Pablo y se nos relataba la misma. Parece un poco espectacular y es muy probable que hoy no se vuelva a dar este tipo de manifestaciones de Dios. Sin embargo, hoy, como ayer, Dios se sigue manifestando a los hombres, sigue hablándonos a través de su Palabra, haciéndose presente en la Eucaristía y en realidades concretas en las que infinidad de personas llevan a la práctica en su vida el Evangelio, la Buena Noticia del Reino.
Quizás hoy tú no sientas esa llamada del Señor, y es muy posible que no lo hayas experimentado, tal vez no has visto sus gestos o no te has sentido querido y llamado por Él. Sin embargo Él lo hace constantemente, el problema mucha veces es que no sabemos mirar a nuestro alrededor para ver la realidad. Y me incluyo.
Cuantas veces sentimos la presencia de Dios acompañándonos a lo largo de nuestro caminar y peregrinar en esta vida. Quizás no de una forma directa (no nos ha tirado del caballo), pero en un momento dado, nos ha puesto una mano amiga en la que apoyarnos, con la que poder compartir las penas y las alegrías. Con la que poder reír y llorar…
Ojalá poco a poco podamos experimentar que Jesús ha venido a liberarnos a todos y cada uno de nosotros. Pero también nos pide que no le pongamos trabas, sino que colaboremos con Él.

A cada día su afán, por José-Román Flecha Andrés


domingo, 20 de enero de 2013

II Domingo Ordinario C (20/01/2013)

Haced lo que Él os diga

La Palabra


Is 62,1-5  //  Sal 95, 1-2ª.2b-3.7-8ª.9-10a y c.  //  1Cor 12,4-11

Al tercer día se celebraba una boda en Caná de Galilea; allí estaba la madre de Jesús. También Jesús y sus discípulos estaban invitados a la boda. Se acabó el vino, y la madre de Jesús le dice: ---No tienen vino. Le responde Jesús: ---¿Qué quieres de mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora. La madre dice a los que servían: ---Haced lo que os diga. Había allí seis tinajas de piedra para las abluciones de los judíos, con una capacidad de setenta a cien litros cada una. Jesús les dice: ---Llenad de agua las tinajas. Las llenaron hasta el borde. Les dice: ---Ahora sacad un poco y llevádselo al maestresala. Se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde procedía, aunque los sirvientes que habían sacado el agua lo sabían, se dirige al novio y le dice: ---Todo el mundo sirve primero el mejor vino, y cuando los convidados están algo bebidos, saca el peor. Tú, en cambio, has guardado hasta ahora el vino mejor. En Caná de Galilea hizo Jesús esta primera señal, manifestó su gloria y creyeron en él los discípulos.
(Jn 2,1-11)

El Comentario


… has guardado hasta ahora el mejor vino…
Jesús inicia en las Bodas de Caná su vida “más” pública. Hasta ahora había tenido algún pequeño gesto, pero no había hecho milagros. Él no era el protagonista de la boda, sino un invitado junto a su Madre.
María es la que ve el problema que se les viene encima a los novios, y como madre que se preocupa por su hijo se percata de las dificultades y sufrimientos de los demás. Es ella la que toma la iniciativa y apremia a su hijo para que haga algo.
Jesús parece que no está muy convencido de lo que le está pidiendo su madre, ya que le dice que no ha llegado la hora, pero ella lo tiene muy claro. Sabe que si alguien puede hacer algo ese, sin duda, es su hijo.
Así, sencillamente es como Jesús inicia su nueva etapa, de la mano nuevamente de María. ¿Cuánto le debemos a ella? Está claro que María, es una buena intercesora en nuestros apuros y necesidades.
Hoy quisiera llamar la atención en  las palabras con las que he comenzado, se ha guardado hasta ahora el mejor vino, sin duda, Dios se había reservado lo mejor hasta este momento. Es aquí cuando comienza la última de las revelaciones, en este justo momento, en el comienzo de la vida pública de Jesús, es cuando Dios, de manera personal, nos comunica su voluntad. Ya no puede ponernos las cosas más a las claras. Hasta este momento había hablado de muchas maneras y por medio de grandes personajes bíblicos, profetas… todo este tiempo pasó. No quiero decir que todo esto no sirva, ya que el no vino a quitar nada, sino a poner todo en su justo término.
Ya no cabe nada nuevo, lo nuevo es Él. ¿Estamos dispuestos a escucharlo?  

A cada día su Afán - Por José-Román Flecha Andrés

domingo, 13 de enero de 2013

El bautismo del Señor (C)


Juan con agua, Jesús es fuego

La Palabra

Is 40,1-5.9-11  //  Sal 103, 1-2ª. 2b-4. 24-25. 27-28. 29-30.  //  Tit 2, 11-14; 3,4-7
Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban por dentro si Juan no sería el Mesías, Juan se dirigió a todos: ---Yo os bautizo con agua; pero viene uno con más autoridad que yo, y yo no tengo derecho para soltarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Todo el pueblo se bautizaba y también Jesús se bautizó; y mientras oraba, se abrió el cielo, bajó sobre él el Espíritu Santo en forma de paloma y se escuchó una voz del cielo: ---Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto.
(Lc 3, 15-16. 21-22)

El Comentario


La voz del Padre, Cristo, te llama
su predilecto, sobre el Jordán.
Dios en los hombres hoy te proclama
valiente Juan.
(Himno Liturgia de las Horas)
Hoy terminamos el tiempo de Navidad con el Bautismo del Señor. Juan es la voz que clama en el desierto, preparar el camino al Señor. Será el último de los profetas, el último en anunciar la venida. Y aunque algunos le confunden con el Mesías  él deja claro que no lo es, pero que estén atentos, que muy cerca. Jesús también es bautizado por Juan. Aunque ya había dado muestras y signos de quién era, Jesús, espera pacientemente a que le llegue el turno de ser bautizado por Juan. No hace gala de privilegios, ni aparta a la gente, sino que como uno más espera a que le llegue el turno.
Será Juan, un hombre valiente, que se atrevió a salir al desierto a proclamar la venida del Señor, el que tenga el privilegio de bautizarlo, y de proclamar que es Dios entre los hombres. Dios le llama su Hijo querido, su predilecto. Pero también hemos de pensar que Jesús nos hizo a todos hijos de Dios. Debemos tener siempre presente esto, que nosotros, por medio del bautismo, también somos hijos de Dios, y que, aunque la salvación es universal, por el mero hecho de ser bautizados contamos con un plus de ayuda a nuestro favor para alcanzar esa salvación.
Hoy es un buen día para recordar cuanto nos ama Dios, que aunque no seamos conscientes de ello y muchas veces reneguemos de Él, estará esperándonos como el Padre que es, con los brazos abiertos para acogernos, consolarnos, acompañarnos… Él nunca nos fallará. En cambio, nosotros ¿cuántas veces le fallamos a Él? ¿y a los demás?.
Dios quiso confirmar a su Hijo ante todos los demás y este no le falló en ningún momento. Cuando peor lo pasó Jesús, más cerca del Padre se sintió.
Y tú? Te sientes unido al Padre? Hay algo que te aparta de Él? El comienzo del Año es un buen momento para hacer las paces.

 A cada día su afán (Por José-Román Flecha Andrés)

domingo, 6 de enero de 2013

Tiempo de Navidad C


Tiempo de Navidad


Día de Navidad (25 diciembre)

Al principio ya existía la Palabra y la Palabra se dirigía a Dios, y la Palabra era Dios. Ésta al principio se dirigía a Dios. Todo existió por medio de ella, y sin ella nada existió de cuanto existe. En ella había vida, y la vida era la luz de los hombres; la luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron. Hubo un hombre enviado por Dios, llamado Juan, que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino un testigo de la luz. La luz verdadera que ilumina a todo hombre estaba viniendo al mundo. En el mundo estaba, el mundo existió por ella, y el mundo no la reconoció. Vino a los suyos, y los suyos no la acogieron. Pero a los que la acogieron, a los que creen en ella, los hizo capaces de ser hijos de Dios: quienes no han nacido de la sangre ni del deseo de la carne, ni del deseo del varón, sino de Dios. La Palabra se hizo hombre y acampó entre nosotros. Y nosotros contemplamos su gloria, gloria como de Hijo único del Padre, lleno de lealtad y fidelidad. Juan grita dando testimonio de él: Éste es aquél del que yo decía: El que viene detrás de mí, es más importante que yo, porque existía antes que yo. De su plenitud hemos recibido todos: una lealtad que responda a su lealtad. Pues la ley se promulgó por medio de Moisés, la lealtad y la fidelidad se realizaron por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, Dios, que estaba al lado del Padre, lo ha explicado.
(Jn 1,1-18)

La Sagrada Familia: Jesús, María y José (30 de diciembre)

Por las fiestas de Pascua iban sus padres todos los años a Jerusalén. Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según costumbre. Al terminar ésta, mientras ellos se volvían, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Pensando que iba en la caravana, hicieron un día de camino y se pusieron a buscarlo entre los parientes y los conocidos. Al no encontrarlo, regresaron a buscarlo a Jerusalén. Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban atónitos ante su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, se quedaron desconcertados, y su madre le dijo: ---Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados. Él replicó: ---¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo estar en la casa de mi Padre? Ellos no entendieron lo que les dijo. Regresó con ellos, fue a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en [el] saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres.
(Lc 2, 41-52)

Santa María, Madre de Dios (1 de Enero de 2013)

Fueron aprisa y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho del niño. Y todos los que lo oyeron se asombraban de lo que contaban los pastores. Pero María lo conservaba y meditaba todo en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto; tal como se lo habían anunciado. Al octavo día, al tiempo de circuncidarlo, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido. 
(Lc 2, 16-21)

La Epifanía del Señor (6 de enero de 2013)

Jesús nació en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes. Por entonces sucedió que unos magos de oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ---¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Vimos su estrella en el oriente y venimos a rendirle homenaje. Al oírlo, el rey Herodes comenzó a temblar, y lo mismo que él toda Jerusalén. Entonces, reuniendo a todos los sumos sacerdotes y letrados del pueblo, les preguntó en qué lugar debía nacer el Mesías. Le contestaron: ---En Belén de Judea, como está escrito por el profeta: Tú, Belén, en territorio de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe, el pastor de mi pueblo Israel. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, les preguntó el tiempo exacto en que había aparecido la estrella; después los envió a Belén con este encargo: ---Averiguad con precisión lo referente al niño. Cuando lo encontréis, informadme a mí, para que yo también vaya a rendirle homenaje. Oído el encargo del rey, se marcharon. De pronto, la estrella que habían visto en oriente avanzó delante de ellos hasta detenerse sobre el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de una inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con su madre, María, y echándose por tierra le rindieron homenaje; abrieron sus arquetas y le ofrecieron como dones oro, incienso y mirra. Después, advertidos por un sueño de que no volvieran a casa de Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
(Mt 2, 1-12)

martes, 1 de enero de 2013

Tiempo de Navidad C


Tiempo de Navidad


Día de Navidad (25 diciembre)

Al principio ya existía la Palabra y la Palabra se dirigía a Dios, y la Palabra era Dios. Ésta al principio se dirigía a Dios. Todo existió por medio de ella, y sin ella nada existió de cuanto existe. En ella había vida, y la vida era la luz de los hombres; la luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron. Hubo un hombre enviado por Dios, llamado Juan, que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino un testigo de la luz. La luz verdadera que ilumina a todo hombre estaba viniendo al mundo. En el mundo estaba, el mundo existió por ella, y el mundo no la reconoció. Vino a los suyos, y los suyos no la acogieron. Pero a los que la acogieron, a los que creen en ella, los hizo capaces de ser hijos de Dios: quienes no han nacido de la sangre ni del deseo de la carne, ni del deseo del varón, sino de Dios. La Palabra se hizo hombre y acampó entre nosotros. Y nosotros contemplamos su gloria, gloria como de Hijo único del Padre, lleno de lealtad y fidelidad. Juan grita dando testimonio de él: Éste es aquél del que yo decía: El que viene detrás de mí, es más importante que yo, porque existía antes que yo. De su plenitud hemos recibido todos: una lealtad que responda a su lealtad. Pues la ley se promulgó por medio de Moisés, la lealtad y la fidelidad se realizaron por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, Dios, que estaba al lado del Padre, lo ha explicado.
(Jn 1,1-18)

La Sagrada Familia: Jesús, María y José (30 de diciembre)

Por las fiestas de Pascua iban sus padres todos los años a Jerusalén. Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según costumbre. Al terminar ésta, mientras ellos se volvían, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Pensando que iba en la caravana, hicieron un día de camino y se pusieron a buscarlo entre los parientes y los conocidos. Al no encontrarlo, regresaron a buscarlo a Jerusalén. Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban atónitos ante su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, se quedaron desconcertados, y su madre le dijo: ---Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados. Él replicó: ---¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debo estar en la casa de mi Padre? Ellos no entendieron lo que les dijo. Regresó con ellos, fue a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en [el] saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres.
(Lc 2, 41-52)

Santa María, Madre de Dios (1 de Enero de 2013)

Fueron aprisa y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho del niño. Y todos los que lo oyeron se asombraban de lo que contaban los pastores. Pero María lo conservaba y meditaba todo en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto; tal como se lo habían anunciado. Al octavo día, al tiempo de circuncidarlo, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de que fuera concebido. 
(Lc 2, 16-21)