domingo, 28 de agosto de 2011

Domingo XXII Ordinario (28/08/11)

La Palabra
Jer 20,7-9  //  Sal 62  //  Rom 12,1-2
A partir de entonces Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, padecer mucho a causa de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, sufrir la muerte y al tercer día resucitar. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: ---¡Dios te libre, Señor! No te sucederá tal cosa. Él se volvió y dijo a Pedro: ---¡Aléjate, Satanás! Quieres hacerme caer. Piensas como los hombres, no como Dios. Entonces Jesús dijo a los discípulos: ---Quien quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Quien se empeñe en salvar su vida la perderá; pero quien pierda la vida por mí la conservará. ¿Qué le aprovecha al hombre ganar todo el mundo a costa de su vida?, ¿qué precio pagará por su vida? El Hijo del Hombre ha de venir con la gloria de su Padre y acompañado de sus ángeles. Entonces pagará a cada uno según su conducta.
(Mt 16, 21-27)

domingo, 21 de agosto de 2011

Domingo XXI Ordinario (21/08/11)

La Palabra
Is 22,19-23  //  Sal 137  //  Rom 11,33-36
Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe, preguntó a los discípulos: ---¿Quién dice la gente que es este Hombre? Ellos contestaron: ---Unos que Juan el Bautista; otros que Elías; otros que Jeremías o algún otro profeta. Él les dijo: ---Y vosotros, ¿quién decís que soy? Simón Pedro respondió: ---Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Jesús le dijo: ---¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo ha revelado nadie de carne y sangre, sino mi Padre del cielo! Pues yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta Piedra construiré mi Iglesia, y el imperio de la muerte no la vencerá. A ti te daré las llaves del reino de Dios: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo; lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. Entonces les ordenó que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
(Mt 16, 13-20)

domingo, 14 de agosto de 2011

Domingo XX Ordinario (14/08/11)

La Palabra
Is 56,2.6-7  //  Sal 66  // Rom 11,13-15.29-32

Desde allí se marchó a la región de Tiro y Sidón. Una mujer cananea de la zona salió gritando: ---¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija es atormentada por un demonio. Él no respondió una palabra. Se acercaron los discípulos y le suplicaron. ---Señor, atiéndela, para que no siga gritando detrás de nosotros. Él contestó: ---¡He sido enviado solamente a las ovejas descarriadas de la Casa de Israel! Pero ella se acercó y se postró ante él diciendo: ---¡Señor, ayúdame! Él respondió: ---No está bien quitar el pan a los hijos para echárselo a los perritos. Ella replicó: ---Es verdad, Señor; pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños. Entonces Jesús le contestó: ---Mujer, ¡qué fe tan grande tienes! Que se cumplan tus deseos. Y en aquel momento, su hija quedó sana.
(Mt 15, 21-28)

domingo, 7 de agosto de 2011

Domingo XIX Ordinario (07/08/11)

La Palabra
1Re 19,9a.11-13a  //  Sal 84  //  Rom 9,1-5
Enseguida mandó a los discípulos embarcarse y pasar antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después de despedirla, subió él solo a la montaña a orar. Al anochecer, todavía estaba allí, solo. La barca estaba ya a buena distancia de la costa, batida por las olas, porque tenía viento contrario. Ya muy entrada la noche Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. Al verlo caminar sobre el lago, los discípulos comenzaron a temblar y dijeron: ---¡Es un fantasma! Y gritaban de miedo. Pero [Jesús] les dijo: ---¡Animaos! Soy yo, no temáis. Pedro le contestó: ---Señor, si eres tú, mándame ir por el agua hasta ti. ---Ven, le dijo. Pedro saltó de la barca y comenzó a caminar por el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir el [fuerte] viento, tuvo miedo, entonces empezó a hundirse y gritó: ---¡Señor, sálvame! Al punto Jesús extendió la mano, lo sostuvo y le dijo: ---¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Cuando subieron a la barca, el viento amainó. Los de la barca se postraron ante él diciendo: ---Ciertamente eres Hijo de Dios.
(Mt 14, 22-33)