domingo, 27 de marzo de 2011

Domingo III Cuaresma (27/03/11)

LA SED DE SENTIDO

La Palabra
Ex 17,1-7 // Sal 94 // Rom 5,1-2.5-8
Así que llegó a una aldea de Samaría llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob dio a su hijo José --allí se encuentra el pozo de Jacob--. Jesús, cansado del camino, se sentó tranquilamente junto al pozo. Era mediodía. Una mujer de Samaría llegó a sacar agua. Jesús le dice: ---Dame de beber --los discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. Le responde la samaritana: ---Tú, que eres judío, ¿cómo pides de beber a una samaritana? --los judíos no se tratan con los samaritanos--. Jesús le contestó: ---Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva. Le dice [la mujer]: ---Señor, no tienes cubo y el pozo es profundo, ¿de dónde sacas agua viva? ¿Eres, acaso, más poderoso que nuestro padre Jacob, que nos legó este pozo, del que bebían él, sus hijos y sus rebaños? Le contestó Jesús: ---El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; quien beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, pues el agua que le daré se convertirá dentro de él en manantial que brota dando vida eterna. Le dice la mujer: ---Señor, dame de esa agua, para que no tenga sed y no tenga que venir acá a sacarla. Le dice: ---Ve, llama a tu marido y vuelve acá. Le contestó la mujer: ---No tengo marido. Le dice Jesús: ---Tienes razón al decir que no tienes marido; pues has tenido cinco hombres, y el de ahora tampoco es tu marido. En eso has dicho la verdad. Le dice la mujer: ---Señor, veo que eres profeta. Nuestros padres daban culto en este monte; vosotros en cambio decís que es en Jerusalén donde hay que dar culto. Le dice Jesús: ---Créeme, mujer, llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén se dará culto al Padre. Vosotros dais culto a lo que desconocéis, nosotros damos culto a lo que conocemos; pues la salvación procede de los judíos. Pero llega la hora, ya ha llegado, en que los que dan culto auténtico darán culto al Padre en espíritu y de verdad. Tal es el culto que busca el Padre. Dios es Espíritu y los que le dan culto deben hacerlo en espíritu y de verdad. Le dice la mujer: ---Sé que vendrá el Mesías --es decir, Cristo--. Cuando él venga, nos lo explicará todo. Jesús le dice: ---Yo soy, el que habla contigo. En esto llegaron sus discípulos y se maravillaron de verlo hablar con una mujer. Pero ninguno le preguntó qué buscaba o por qué hablaba con ella. La mujer dejó el cántaro, se fue a la aldea y dijo a los vecinos: ---Venid a ver un hombre que me ha contado todo lo que yo he hecho: ¿no será el Mesías? Ellos salieron de la aldea y acudieron a él. Entretanto los discípulos le rogaban: ---Rabí, come. Él les dijo: ---Yo tengo un sustento que vosotros no conocéis. Los discípulos comentaban: ---¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dice: ---Mi sustento es hacer la voluntad del que me envió y concluir su obra. ¿No decís vosotros que faltan cuatro meses para la siega? Pues yo os digo: levantad la vista y observad los campos clareando ya para la cosecha. El segador ya está recibiendo su salario y cosechando fruto para la vida eterna; así lo celebran sembrador y segador. De ese modo se cumple el refrán: uno siembra y otro siega. Yo os he enviado a cosechar donde no habéis trabajado. Otros han trabajado y vosotros habéis entrado a aprovecharos de sus trabajos. En aquella aldea muchos creyeron en él por lo que había contado la mujer, afirmando que le había contado todo lo que ella había hecho. Los samaritanos acudieron a él y le rogaban que se quedara con ellos. Se quedó allí dos días, y muchos más creyeron en él, a causa de su palabra; y decían a la mujer: ---Ya no creemos por lo que nos has contado, pues nosotros mismos hemos escuchado y sabemos que éste es realmente el salvador del mundo.
(Jn. 4, 5-42)
La Reflexión
Dame de beber.
Jesús se acerca a alguien que nada tiene que ver con Él, una samaritana, que estaba mal mirada por los judíos y le pide algo sencillo, que le de agua.
Cuántas veces hemos pedido que nos sacien la sed, ser atendidos en nuestras necesidades, ser comprendidos, entendidos, pero no encontramos respuesta (por lo menos la que esperamos recibir) y cuanto más fácil le resulta a alguien ajeno mostrarse compasivo y acceder a nuestras necesidades que aquellos a los que se supone que estamos más próximos.
No siempre por ser cristianos somos los mejores frente a otros, cuantos hay que sin serlo son mejores, ser bueno no es exclusivo nuestro, es algo universal.
En este caso, Jesús nos invita a ser sembradores, para que luego vengan otros a recoger el fruto. Nuestra tarea es ingente, sembrar, a tiempo y a destiempo, pero… eso no quiere decir que seamos nosotros los que recojamos la cosecha.
Nos resulta en ocasiones tan desalentador sembrar y no ver sus frutos, que suele terminar cansándonos. Pero también es cierto que aunque no recojamos los frutos que hemos sembrado, es muy posible que recojamos los que otros han sembrado con anterioridad.
Hace unas semanas traíamos a esta hoja un cuento en el que se hablaba de un hombre que plantaba un árbol aun sabiendo que no lo iba a ver crecido, pero él lo hacía para sustituir a otro que si había visto, con la esperanza que los que vinieran detrás de él pudiesen disfrutar de su sombra.
Así que lo tenemos claro, sembrar!!!
NASRUDÍN Y LA MUJER IDEAL
Nasrudín es el protagonista de muchos cuentos sufís.
¿Es un personaje real? ¿Es ficticio? No se sabe...
Lo cierto es que, como en todo cuento sufí, además de entretener, se pretende enseñar, pues la simplicidad y la sencillez de lo que se narra esconde de fondo una profunda sabiduría... no la de los libros, sino la que nace de la vida y de la gente sencilla.
Diviértete con esta sencilla historia de nuestro amigo Nasrudín... y no olvides dejarte alcanzar por la sabiduría que esconde.
"Nasrudin conversaba con un amigo.
Entonces, ¿Nunca pensaste en casarte?
Sí pensé -respondió Nasrudin. -En mi juventud, resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco, y conocí una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo. Continué viajando, y fui a Isfahan; allí encontré una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita.
Entonces resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa, y conocedora de la realidad material.
¿Y por qué no te casaste con ella?
¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto."

domingo, 20 de marzo de 2011

Domingo II Cuaresma (20/03/11)


RELACIÓN CON EL PADRE: ORACIÓN Y CONTEMPLACIÓN.
La Palabra
Gn 12,1-4a // Sal 32 // 2Tm 1,8b-10

Seis días más tarde llamó Jesús a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña elevada. Delante de ellos se transfiguró: su rostro resplandeció como el sol, sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: ---Señor, ¡qué bien se está aquí! Si te parece, armaré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa les hizo sombra y de la nube salió una voz que decía: ---Éste es mi Hijo querido, mi predilecto. Escuchadle. Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces temblando de miedo. Jesús se acercó, los tocó y les dijo: ---¡Levantaos, no temáis! Alzando la vista, no vieron más que a Jesús solo. Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó: ---No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que este Hombre resucite de la muerte.
(Mt. 17, 1-9)

La Reflexión
¡Que bien se está aquí! Esa es la sensación que tuvieron los apóstoles al estar junto a Jesús. Pero no solo ellos, otros con posterioridad también experimentaron esa sensación, entre ellos los místico, los mártires, los santos, nuestro calendario está lleno de nombres de personas que lo dieron todo por Jesús. Estos sintieron su presencia en sus vidas y lo dieron todo por Él, porque se sintieron bien con Él.
¿Y nosotros? Hemos sido capaces de encontrar a Jesús en nuestras vidas tanto como para sentirnos bien, tan bien que seamos capaces de transformar nuestra vida, nuestra existencia,…
Hoy celebramos el día del Seminario, esto nos recuerda que a ellos también les llamó y se sintieron tan bien en su presencia que quisieron ser servidores de El.
Este es el lema que, parafraseando la frase de Benedicto XVI, anima la jornada del Día del Seminario de este año.
«El sacerdote es un don del corazón de Cristo: un don para la Iglesia y para el mundo» (Benedicto XVI, Ángelus 13.06.10).
No parece que ni la sociedad ni la cultura contemporánea contemplen en la figura del sacerdote un bien necesario para el funcionamiento del tejido social. Hoy en día, el presbítero es considerado por una mayoría de bautizados no practicantes como una especie de «funcionario» cualificado, que presta un servicio religioso en momentos cruciales de la vida como el nacimiento, el matrimonio o la muerte.
El sacerdote es un hombre fundamentalmente dedicado a su comunidad, en la que preside la Eucaristía y perdona los pecados, proclama la Palabra y anima los ministerios y carismas.
Por ello, el sacerdote deberá proponer la lógica de Jesús, basada en el servicio humilde y en el amor desinteresado, como principio rector de una existencia verdaderamente humana.
El ejercicio de este servicio al mundo requiere de un esfuerzo constante que le exige la puesta en juego de todas las potencialidades y capacidades personales. Ha de cultivar una sensibilidad cultural, intelectual y espiritual que le permita escudriñar los signos de los tiempos. Conlleva también un conocimiento de las leyes económicas y de las estrategias políticas, del funcionamiento de los medios, el «cuarto poder», y del modo en que la así llamada «opinión pública» es generada y difundida. Conlleva, en definitiva, una destreza mínima para circular donde no existen reglas fijas ni metas predefinidas.
Por todo ello, el sacerdote es «regalo» de Dios al mundo, cuando se empeña en las actividades típicamente eclesiales, esto, es cuando edifica y acompaña a la comunidad eclesial, cuando a través de su existencia concreta, su estilo de vida, sus gestos y palabras, contribuye a desvelar el rostro de Dios, también lo es, por último, cuando reza por él, cuando hace memoria en su oración de la conflictividad inherente al mundo, de las víctimas de las guerras, del injusto reparto de los bienes, de los desastres naturales, etc.
LA ALDEA QUE SE DERRUMBABA

Era una aldea encantadora, de esas que están metidas entre las montañas. En ella quedaban unos pocos habitantes que se llevaban bien; quizás porque sólo se saludaban cuando se cruzaban. En la puerta de cada casa, estaban escritas las habilidades que cada vecino tenía, y, a juzgar por lo largas que eran las listas, la gente de aquel pueblo debía de valer mucho, pero el pueblo estaba cada día más estropeado. Las fachadas de las casas estaban cada día peor a causa del tiempo, la lluvia, los fríos...
Un día se cayó el poste de teléfonos y cuando pasaban los vecinos decían: - Ya lo arreglarán los otros, yo no soy el encargado. Poco después los hielos rompieron las cañerías de la fuente de la plaza y los vecinos decían: - ¡Qué lástima! ¿No habrá nadie que lo arregle? Y el agua inundó la plaza y corría, calle abajo, inundándolo todo. Poco a poco se fueron rompiendo también las tejas y las casas se inundaron de goteras, porque en los carteles de los vecinos no ponía la habilidad de arreglar tejados.
Un día se encontraron, por casualidad, todos los vecinos en la plaza y empezaron a comentar unos a otros los destrozos que sufría cada uno: - A mí se me ha hundido el tejado...; - A mí no me llega la luz... - Yo tengo una zarza en medio de la puerta y casi no puedo salir... Y así, unos tras otros fueron narrando las desgracias de aquella aldea que había venido a la ruina por el abandono.
Pasando mucho tiempo, alguien sugirió la idea de asociarse para arreglar las casas. A todos les pareció bien la idea de asociarse y comenzaron por quitar entre todos las zarzas y maleza de las calles, luego siguieron las cercas y después los tejados y las casas hundidas.
En la plaza, volvió a correr de nuevo la fuente y pusieron en ella una inscripción: "Agua, corre siempre transparente, sin mancharte con nuestro abandono." Y volvieron a levantar los carteles de cada casa, pero pusieron una sola cualidad, en todos la misma: "Ayudarás siempre a tus vecinos a construir cada día un pueblo nuevo y unido." Y el pueblo volvió a lucir entre las montañas, y todos los caminantes que llegaban hasta aquel lugar encontraban la aldea siempre nueva.

domingo, 13 de marzo de 2011

Domingo I Cuaresma (13/03/11)

RELACIÓN CON EL MUNDO Y SUS MÉTODOS:
LUCHA CONTRA LA TENTACIÓN

La Palabra
Gn 2,7-9; 3,1-7 // Sal 50 // Rom 5,12-19

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo:

--Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.
Pero él le contestó, diciendo:
--Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
--Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras."
Jesús le dijo:
--También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios."
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo:
--Todo esto te daré, si te postras y me adoras.
Entonces le dijo Jesús:
--Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto."
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían
(Mt. 4, 1-11)

La Reflexión
Cuantas veces habremos escuchado la lectura de hoy, y cuantas veces habremos sido nosotros puestos a prueba. Es raro el día que no somos tentados, pero las tentaciones no solo tienen que ser de pan, riquezas…
Es raro el día que no nos apetece comprar algo que no siempre necesitamos, que no nos provoca la publicidad con un compre… y además, nos lo ponen tan fácil, con una simple tarjeta se compra lo que sea, pero, ¿realmente lo necesitamos? o más quizás ¿compramos por el simple hecho de comprar?
Las tentaciones no solo son estas, existen otras muchas, como la de dejar para mañana cosas que podemos hacer hoy, y no sólo aquello que nos afecta a nosotros, sino también cosas que afectan a los demás. Bueno, mañana si esto sigue así le ayudaré, o ya veremos mañana si… y al final, pues los demás se han arreglado sin nuestra ayuda, pero nuestra conciencia se ha quedado muy tranquila.
En fin, que todos tenemos nuestras propias tentaciones en este mundo, pero hay que intentar superarlas.

Qué Celebramos
ORACIÓN
En estos días vamos a ver tres cosas importantes en este tiempo de cuaresma, la primera la oración. Todos sabemos lo que es, pero a veces no entendemos muy bien del todo.
Muchas veces nos quedamos en repetir las frases que hemos aprendido sin saber lo que decimos. Nos sabemos el Padrenuestro de memoria…
Pero la oración es hablar con Dios, hablar de lo que nos preocupa, de lo que nos pasa cada día, pensar qué haría Jesús en nuestro caso.
Os invito a que en un momentito de silencio hablemos con Dios.
SILENCIO
A ver si durante el fin de semana podemos encontrar un momentito para hablar con Dios.
AYUNO
Otra cosa importante en Cuaresma es el ayuno, esta palabra que nos suena rara.
No significa dejar de comer y menos para nosotros que estamos todavía en edad de crecer y donde nuestra alimentación es algo importantísimo. Gracias a ella podemos estudiar, jugar, divertirnos… ayunar quiere decir quitar algo que nos gusta pero que no es necesario. Por ejemplo a mí me gustan mucho las chuches, normalmente suelo gastarme gran parte de la paga en chucherías .
En este tiempo he decidido no comer chuches o comer muchas menos, esto se que me va a costar, pero no es algo que necesite…
¿y luego qué hago con ese dinero que no he gastado en chuches? Eso lo veremos mañana
LIMOSNA
No podemos decir que des euros a todas las personas que piden por la calle pero si que podremos pensar en qué utilizarlo.
No dejamos de comer chuches para luego cuando pase ese tiempo gastarnos todo en chuches, podemos ir guardando ese dinero y luego entregarlo a un proyecto solidario para niños que no pueden tener ni chuches, ni a veces comida.
Seguramente te sorprenderás, con el esfuerzo de esos 40 días se pueden hacer muchísimas cosas en países de África o Sudamérica.
Seguro que si sigues esto podrás sentirte más feliz, más solidario y seguidor de Jesús.
QUE NO SE OS NOTE

Vivimos en el mundo del “famoseo”.
Uno no es famoso por ser importante, sino que se convierte en importante por ser famoso.
Hay que salir en la tele, hay que salir en los periódicos… hay que dejarse ver en las fiestas, espectáculos y todo tipo de actos públicos.
Si algún famoso ayuda a alguien tiene que salir en las noticias.
Si algún país da ayuda humanitaria a otro se tiene que anunciar a los cuatro vientos.
Todos estamos de acuerdo en que son gestos magníficos y necesarios. Pero no siempre la intención es la de ayudar sino la de ser vistos, ganarse simpatías y aumentar la fama.
En estos 40 días, en los que hay personas que deciden gastar menos y compartir su dinero ayudando a los más necesitados, hay unas palabras que pueden servirnos de consejo para no caer en la misma actitud:
“Procurad no hacer el bien en público para que se os vea.
De lo contrario, no tendrán ningún valor para vuestro Padre del cielo.
Cuando ayudéis a alguien, que no se os note. No hagáis ruido
como hacen los hipócritas para que la gente los aplauda.
Cuando tú ayudes a alguien, que ni siquiera tu mano izquierda se entere
de lo que ha hecho la derecha.
Porque de ese modo tu ayuda quedará guardada en tu interior y sólo Dios
sabrá que has hecho el bien, pues en Él está tu recompensa”
(Jesús de Nazaret)

domingo, 6 de marzo de 2011

Domingo IX Ordinario A (06/03/11)

“Cumplir la voluntad de mi Padre del cielo”
La Palabra
Dt 11,18.26-28 // Sal 30 // Rom 3,21-25.28

No todo el que me diga: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de Dios, sino el que haga la voluntad de mi Padre del cielo. Cuando llegue aquel día, muchos me dirán: ¡Señor, Señor! ¿No hemos profetizado en tu nombre? ¿No hemos expulsado demonios en tu nombre? ¿No hemos hecho milagros en tu nombre? Y yo entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, vosotros que hacéis el mal. Así pues, quien escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a un hombre prudente que construyó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y se abatieron sobre la casa; pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre roca. Quien escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a un hombre sin juicio que construyó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos, golpearon la casa y ésta se derrumbó. Fue un derrumbamiento terrible.
(Mt 7, 21-27)

La Reflexión
Vale, sí, está muy bien eso, pero… ¿Cuál es la voluntad del Padre?
Todos podemos escondernos en esto, alegando que no hemos escuchado nunca al Padre, que no nos cuenta nada, que no nos pide nada, que de Él nada sabemos,…. ¿De verdad que no sabemos nada? ¿Qué te dice tu conciencia?
Hemos oído un montón de veces que Dios es Amor, pero, ¿nos lo creemos de verdad? ¿Qué nos exige? ¿O qué le exigimos a Él?
Tenemos una forma de ver a Dios muy particular, en la mayoría de los casos pensamos que Dios es el que nos tiene que arreglar todos los problemas, y que Él es el causante de todos nuestros males. Le culpamos de cosas que suceden porque han de suceder, y con ello damos por buena nuestra negativa a creer en El. Vale! Yo creo! Pero lo que quiero y a mi manera.
Pero, al principio hemos afirmado que Dios es Amor, así que ¿cuál puede ser su voluntad? Solamente una, que amemos, que seamos felices, que busquemos la felicidad, no solo la nuestra, sino también la de aquellos que nos rodean. Es difícil amar y sobre todo amar no sintiéndose amado, pero hemos de saber, que pase lo que pase, El siempre nos amará, por muy a prueba que le pongamos.
Construyamos su reino sobre roca firme, sobre Amor.
¿Qué Celebramos?
“Lectura del Santo Evangelio según San…” (Mateo, Marcos, Lucas o Juan).
En este caso se trata de la proclamación del Evangelio, de clamar, llamar, o invocar la Palabra de Dios, que nos dejó por medio de su Hijo.
A esto contestamos “Gloria a ti Señor”. Con estas palabras hacemos referencia a la Gloria, no de Dios Padre, sino de aquél que las pronunció, de Jesús, que fue el que nos las dejó, para que las tengamos siempre presentes, para que sepamos cual es su voluntad.
Y no sólo eso, ya que a través de esta expresión queremos manifestar nuestro deseo de escuchar, de llenarnos de Él, de sentir nuevamente su presencia
Echa las redes

Desde que Tú te fuiste no hemos pescado nada. Llevamos veinte siglos echando inútilmente las redes de la vida, y entre sus mallas sólo pescamos el vacío. Vamos quemando horas y el alma sigue seca. Nos hemos vuelto estériles lo mismo que una tierra cubierta de cemento. ¿Estaremos ya muertos? ¿Desde hace cuántos años no nos hemos reído? ¿Quién recuerda la última vez que amamos? Y una tarde Tú vuelves y nos dices: «Echa la red a tu derecha, atrévete de nuevo a confiar, abre tu alma, saca del viejo cofre las nuevas ilusiones, dale cuerda al corazón, levántate y camina». Y lo hacemos sólo por darte gusto. Y, de repente, nuestras redes rebosan alegría, nos resucita el gozo y es tanto el peso de amor que recogemos que la red se nos rompe cargada de ciento cincuenta esperanzas. ¡Ah, Tú, fecundador de almas: llégate a nuestra orilla, camina sobre el agua de nuestra indiferencia, devuélvenos, Señor, a tu alegría
José Luis Martín Descalzo